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Voto de Lizz Christie:
6
Drama Álex (Inés Efron) es una singular adolescente de quince años que esconde un secreto. Poco después de su nacimiento, sus padres, Kraken (Ricardo Darín) y Suli (Valeria Bertuccelli), decidieron dejar Buenos Aires para vivir, aislados del mundo, en una cabaña de madera a orillas del mar. Lo que pretendían era que su hija creciera libre de cualquier tipo de prejuicios, protegida y feliz, hasta que llegara el momento de decidir qué camino debía seguir. (FILMAFFINITY) [+]
3 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son los inconvenientes de elegir un título con el último par cromosómico, el sexual, del síndrome de Klinefelter. La comunidad médica avisa que la película no se ajusta a lo que viven estos casos, en los que personas categorizadas como hombres (A nivel médico, si el par sexual se presenta como una trisomía, con que cuente con un cromosoma Y, se considera que el fenotipo es masculino), aunque tengan desarrollo de mamas y caderas anchas por su déficit de testosterona, presentan genitales masculinos poco desarrollados. Muchos tienen problemas de infertilidad, problemas sexuales y problemas en el desarrollo.

Así que, sí, el síndrome de Klinefelter (XXY) también entra dentro de la intersexualidad, por su disgenesia gonadal. No por presentar ambigüedad sexual (desarrollo variable de genitales femeninos y masculinos, ya sea internos o externos), sino por su desarrollo sexual incompleto. Pero es entendible que personas con este síndrome, que no quieran ser más estigmatizadas, deseen alejarse de estos términos que no les ayuda a integrarse en la categoría definitiva de hombre.

Esta película no va de esos casos. Ya en una entrevista a la directora, Lucía Puenzo, aclaró - para aliviar las críticas médicas que le pedían rigor aún siendo ficción - que decidió no centrarse en un cuadro clínico concreto y que el título, XXY, no hacía referencia a una alteración cromosómica determinada. El tema es la intersexualidad dentro de un caso ficticio, pero en el que las personas con esta realidad pudieran sentirse identificadas.

Alex es una adolescente con, al parecer, desarrollo de genitales masculinos externos y un nivel de testosterona que iba elevarse a partir de la pubertad, pero lo más seguro, con órganos sexuales femeninos internos, de allí que desarrolle también características sexuales secundarias femeninas y su cuerpo se parezca más a la de una mujer, sobretodo al tomar corticoides que bajan su nivel de testosterona.
Algo que sería evidente desde el nacimiento, y se recomendaría a los padres operar al bebé inmediatamente, para que no se enterara de nada de esto y no porque fuera una necesidad médica. Es por esto que creo que los padres la definen como chica antes de que la propia Álex pudiera hacerlo, porque esa sería la elección médica por el sexo que estaba más desarrollado en el bebé y ellos son biólogos, por lo que estarían más inclinados a esa opción aunque no hayan tomado la decisión cuando nació y esperen a que la adolescente lo haga. Esta forma intervención ha sido la más practicada con los nacimientos intersexuales en los que ya se podía detectar una indiferenciación sexual o un sexo más desarrollado que otro, aunque actualmente se realizan con algo menos de frecuencia.

Es algo con lo que también se diferencia estos casos del síndrome Klinefelter, porque este último suele detectarse en la adolescencia e incluso en la edad adulta.

Por otro lado, el sexo biológico, el género y la orientación sexual son independientes. Por tanto, en los casos de síndrome XXY, en casos similares a los de Álex, como cualquier realidad intersexual (que no hermafroditismo, que sólo se da en plantas y animales excepto los humanos, cuando hay un desarrollo completo y funcional de los dos sexos y hay una condición plenamente fértil con ambos), no tiene nada que ver con la identidad de género, ni en si se es homosexual, heterosexual, etc.

Lo mejor: la actuación de Ricardo Darín.

Muestra algunas de las situaciones en las que podrían verse reflejadas las personas intersexuales, que sin haberse ido lejos o haber sido operadas siendo bebés, se encuentran presionadas socialmente por pertenecer una de las dos categorías sexuales, determinada como binaria, dejando al 1 ó 2% de la población fuera o en un punto intermedio, dificultando la normalidad de su realidad.

Lo peor: La falta de desarrollo de la historia.
El comportamiento contradictorio de los padres de Álex en buena parte del metraje, lo que choca con el planteamiento o sinopsis de la película.
Lizz Christie
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