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Voto de Demetrio Rudin:
9
Cine negro. Intriga Michael O'Hara (Orson Welles), un marinero irlandés, entra a trabajar en un yate a las órdenes de un inválido casado con una mujer fatal (Rita Hayworth) y queda atrapado en una maraña de intrigas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2006
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1947 para Orson Welles, un director estadounidense, afincado gracias a películas como Ciudadano Kane en la cumbre del cine. Welles respetado y reconocido en su gremio por su característico estilo, aunaba además de su faceta como director, la de actor y guionista, raro era que Welles no actuara ni escribiera los guiones de sus películas. Volviendo a 1947, Welles hacía un año que acababa de filmar su última obra "The stranger" un film de temática fascista y necesitaba fondos para el estreno teatral de la vuelta al mundo en 80 días, para conseguirlos llamo al productor Harry Cohn, le propuso dirigir la dama de Shangai a cambio de recibir 50.000 dólares. De esta forma Harry Cohn compró los derechos de la novela de Sherwood "la dama de Shangai" y pronto Welles comenzó a preparar el film. En poco tiempo el rodaje estuvo en marcha, el cual se torno bastante complicado ya que Welles se encontraba en términos de separación con su esposa Rita Hayworth la protagonista de la película. Este percance provocó un retraso en el estreno. De tal forma que película apareció en pantalla a mediados de 1948, logrando un notable éxito.

La dama de Shangai se basa en una de las muchas novelas que inundaban los estantes de la América de los 50. La dama de Shangai narra la historia de Michael O´Hara un marinero que durante su estancia en Nueva York conoce a Elsa, la esposa de un rico abogado… Esta historia posee un ritmo infernal, un clima de intriga que no decae en ningún momento a pesar de no intercalar flashback alguno y unos diálogos punzantes, llenos de ironía y cinismo.

Formalmente hablando la dama de Shangai resulta magnífica, como no podía ser de otra manera en cualquier film del gran Welles. Imponentes juegos de luces y sombras, como ejemplo, el breve encuentro en el acuario entre Elsa y O´Hara, donde se muestran contraluces propios del mejor “film noir”. Encuadres y movimientos de cámara que aunque no característicos de Welles, salvo en secuencias aisladas como la celebre sala de los espejos, recrean un sórdido mundo, en el que los personajes se ven abocados a un final trágico, inevitable para ellos, a causa de cumplir su propio destino. Escenas que vuelven a recordar producciones posteriores de Welles, caso del plano final en el que el protagonista se aleja siendo acompañado por la cámara, esta escena comparte un cierto símil con la primera secuencia de Sed de mal, aun siendo la de esta última bastante más complicada que la de la dama de Shangai. Como reparto hayamos al propio Orson Welles, junto a su todavía esposa Rita Hayworth, y entre los secundarios Everett Sloane y Glenn Anders. La música obra de Heinz Roemheld aumenta la tensión y dramatismo del film en los momentos adecuados, brillando el acompañamiento sobre el último plano de la película.

En definitiva la dama de Shangai es una de las mejores obras del cine negro, inmortal al paso de los años. Orson Welles, gracias.
Demetrio Rudin
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