Te querré siempre Ingrid Bergman, por "Casablanca", por "Stromboli", por este "Viaje a Italia".

Se trata de un filme con la cadencia amorosa característica de las obras de Roberto Rossellini, esto es: "Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio, contigo por que me matas y sin ti porque me muero".

Lo bonito y original de esta película es que mientras se va narrando la historia de un matrimonio (todo el mundo entiende que cuando se habla de matrimonio es hombre y mujer, ¿a qué sí?) inmerso en el tedio, con falta de emociones, sin aventuras ni pasión sexual entre ambos, además sin hijos, ella va recorriendo lugares turísticos en torno a Napoles, ya las laderas del Monte Vesubio, ya las ruinas de Herculano y Pompeya, ya iglesias, altares y catacumbas, así, de una manera curiosa, muy acompasada y bien encajada en el fondo de la cuestión.

La película se describe toda ella a un ritmo de mar suave aunque picadita de viento de poniente y la sorpresa asombrosa está en los tres últimos minutos finales, donde de repente el ritmo da un cambio espectacular convirtiéndose en una especie de marejada argumental cuya metáfora pudiera ser aireada por vientos de levante de más de 100 km. por hora.

Notable filmación, con los más que notables George Sanders e Ingrid Bergman. Ella ya no tenía el rostro lleno y reluciente del año 1942 en que hizo "Casablanca", así como tampoco la cara atractiva de mujer vitalista que exhibía en 1950 haciendo "Stromboli", su rostro aquí aparece más descarnado, más afilado, su nariz más pronunciada y su cabeza más envejecida, y aún así ENCANTADORA.

Una película que sin ser excelente, tiene ese sello clásico de las películas hechas por maestros del cine: se pueden ver de cuando en cuando con interés y sin que nos asquee.

Fej Delvahe