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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
9
Drama A finales del siglo pasado, en un monasterio situado en las montañas del Magreb, ocho monjes cistercienses viven en perfecta armonía con sus hermanos musulmanes. Pero una ola de violencia y terror se apodera lentamente de la región. A pesar del creciente peligro que los rodea y de las amenazas de los terroristas, los monjes deciden quedarse y resistir. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2011
34 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película de temática religiosa, cristiana y católica.

Es un filme teológico-antropológico o viceversa, que refleja como muchos otros del género religioso la importancia, la relevancia, la necesidad que hay de ver películas de este calado, que nos muestren ejemplos reales de la religiosidad cristiana en su mejor y más valiente cotidianidad.

"De dioses y hombres" es una película cautivadora por su espiritualidad. La palabra espiritualidad es obviamente y por excelencia una palabra religiosa. El concepto de espiritualidad tiene que ver con la convicción de formar parte de algo más esencial y trascendente que nosotros mismos, algo que es intrínsecamente bueno y divino. Ahora bien, para sintonizar nuestra vida con dicha dimensión espiritual, trascendente o Dios, hay que hacerlo sobre todo a través de la relación práctica con los otros seres humanos, procurando el bien de ellos.

Esta película habla, expresa, muestra todo esto, la praxis y la "parresía" del hecho religioso, ejemplificado en el sentido positivo en esta magnífica religión que ha transformado el mundo y que se llama CRISTIANISMO; y también algo de la degeneración del hecho religioso (en su lamentable vertiente negativa, terrorista o maléfica), porque como bien dice un pensamiento de Blas Pascal, citado en este filme: "Los hombres nunca cometen el mal más plena y alegremente que cuando lo hacen por convicciones religiosas."

Me quedo, entre todas las escenas de esta película, con las reuniones sencillas de los siete u ocho monjes, hermanos en su pequeña comunidad cristiano-católica situada en el Norte de África, en medio de tierras y gentes islámicas; son asambleas para exponer problemas, para hablar, para decidir, etc., pero con el reluciente detalle de que en todas se enciende siempre una vela y se pone en el medio de los presentes, como indicativo de que allí donde dos o más se reúnen en nombre de Jesús de Nazaret (Mt 18,15-20) y con su más aproximado estilo existencial, allí mismo está su Espíritu, su Luz, su Fuerza y su Energía maravillosa.

En este contexto y tomando como referencia el propio título del filme, quizás convenga recordar el lúcido aforismo del gran teólogo Kart Barth: “Cuando el hombre pierde a Dios encuentra a los dioses”.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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