Haz click aquí para copiar la URL
San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
9
Romance. Drama Gertrud es una mujer madura e idealista que busca el amor absoluto, con mayúsculas, pero sus experiencias sentimentales se ven siempre abocadas al fracaso. Decide separarse de su marido, un eminente político, porque él antepone el trabajo al amor. Se enamora de un joven músico que empieza a cosechar sus primeros éxitos, pero para él, que sólo piensa en sí mismo, Gertrud no es más que una aventura pasajera. Por otra parte, un antiguo ... [+]
9 de junio de 2008
39 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gertrud es la mujer que necesita un amor apasionado, y más, necesita también libertad y soledad —así pues Gertrud representa a muchísimos seres humanos que sentimos lo mismo durante la mayor parte de nuestra vida: necesidad de amor apasionado, necesidad de libertad y necesidad de soledad—.

C. T. Dreyer hace un ensayo sobre el ser humano en general en la persona de esta dama llamada Gertrud, y sobre el sentido de nuestra existencia: "Supongo que tiene que haber un Dios en alguna parte, si no en la vida nada tendría sentido", dice el joven músico con quien Gertrud mantiene una aventura de infedelidad matrimonial.

Gertrud quiere abandonar a su marido e irse con su joven amante, pero éste le falla, le defrauda; tal como suele ocurrir en la vida, que ponemos grandes ilusiones en determinadas pasiones y luego de repente se desinflan quedándonos atropellados, hundidos, vacíos, sin deseo de seguir viviendo.

La atmósfera de esta película es tremedamente triste, depresiva (por lo que no se la recomiendo a nadie que padezca depresiones o angustia del alma), enarbolando la tesis de que en el mundo sólo existen dos cosas: el amor y la muerte, de donde resulta que sólo aprovecha lo que podamos amar, el amor que sintamos y derrochemos. Como dice Gertrud: "He sufrido mucho y he cometido muchos errores, pero he amado".

En definitiva, Dreyer nos envuelve en su melancolía ontológica y con ese "pero he amado" lanza un aliento de consuelo, de esperanza que la maravilla y el sentido de lo humano no se pierdan en el confín del tiempo —¿habrá propuesta más religiosa que esta que expone Dreyer, quién según los entendidos era ateo o tal vez agnóstico?—.

Su filosofía es pues casi religiosa: sólo porque "he amado" la vida ha merecido la pena, a parte de eso la vida humana sólo es más o menos un paquete de penurias organizado y envuelto para entregar a la muerte.

Dreyer tiene mucha razón, no razón absoluta ni total, pero sí mucha razón en todo esto. Efectivamente, somos en realidad lo que amamos, somos sólo esos momentos o pocos días en los que en verdad amamos, o dicho de otra manera: "amar nos hace ser por excelencia". Y salvo esos momentos o días en los que podemos decir "pero he amado", la vida humana es una puñetera náusea o dinámica angustiosa de opresión en la región torácica o abdominal (si lo prefieren pueden sustituir región torácica abdominal por alma).

Fej Delvahe
Fej Delvahe
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow