La peli es agradable de ver, aunque no creo que se sitúe entre lo mejor de su director. Se trata de una sencilla historia de unos estudiantes pijos de buena familia que descubren el sexo y el amor de mano de unas putas a las que llevan a vivir con ellos a su acomodado chalet, ambientada en la España franquista de los años 60. Evidentemente, esos amoríos de juventud no prosperarán más allá del arrebato inicial. Más allá de los escarceos amorosos, se retrata de manera ligera la represión de la época, el incipiente movimiento estudiantil, la verborrea seudomarxista mal asimilada (una de las mejores escenas es cuando las putas se despiden del local donde trabajan intentando esgrimir como argumento ideas acerca de la explotación, la lucha de clases o la plusvalía, pero montando un batiburrillo que no lo entiende ni Dios) o el aperturismo eclesiástico. Los actores están correctos, aunque ninguno destaca especialmente: bien Emma, un poquito más desvaído Eloy Azorín, correctos los jóvenes, bien Chusa Barbero, correcta Pilar López de Ayala, bien Luis Tosar como mamporrero del franquismo, secundarios como Joaquín Climent y Ana Wagener en pequeños papeles… Recomendable, pero para verla sin altas pretensiones.