El problema (o al menos gran parte de él) de la industria cinematográfica española no radica en la competencia americana.
Tampoco en la falta de presupuesto. Y me atrevería a decir que tampoco en la calidad de sus actores.
El problema que yo le veo es el humor español.
Primeramente habría que ver hasta que punto es humor y hasta que punto ridículo, pero eso podría llevarnos ya los tres mil caracteres permitidos. El humor español, o al menos el que parece triunfar y que gusta al público masivo son las situaciones absurdas, los extremismos, colar desnudos por doquier y soltar muchas palabrotas. Los Farrelly serían un buen ejemplo. De cara a taquilla esto es lo que se lleva el gato al agua en España. No voy a entrar en lo que se lleva en otros países, ya que esta película en concreto es de aquí.
A mi personalmente es que todo esto no me hace ninguna gracia, más bien vergüenza ajena, y si me dicen que esto triunfaba en Sitges la cabeza me da vueltas a lo Regan.
Yo tenía esperanzas en esos trailers en plan teletienda y Macarena imponiendo con sus tacones y sus pistolas, pero es que la película al completo parece una mezcla de teletienda y serie casposa, que esa es otra, el utilizar cada dos por tres al famoso de la tv en vez de los buenos actores que tenemos...
Y no se quien tiene más culpa, si el director por filmar barbaridad tras barbaridad o los guionistas por meter la gamba un poquito más cada minuto que pasa.
Hagamos una breve reflexión, revisen la película y atrévanse a decirme que la culpa de la decadencia del cine español es la piratería.
Lo que hace falta son clases para mejorar nuestro humor, que reír nos reiremos pero ya ni sabemos si de risa o de pena.