Si hay un director que me ha tenido ganado desde que vi sus primeras obras ese ha sido Park. La maravillosa historia de amor/odio en la frontera de las dos Coreas de JSA, las dos obras maestras que inician la trilogía de la venganza (Sympathy for Mr. V y, sobre todo, Oldboy) o el aceptable remate de la misma que supone S. for Lady V pasando por el corto de 3extremes. hacían presagiar que estábamos ante un maestro del que esperar lo mejor.

Pero pasa que a partir de ahí a Park se le va la cabeza una y otra vez (ojito al nuevo invento de este año que acaba de rodar con un iPhone un mediometraje que ya veremos como funciona) y se aleja del cine ultra-realista que le ha llevado a ser lo que era con ese experimento que es Soy un Cyborg antes de presentar este pastiche entre el terror vampírico, el drama romántico e incluso la comedia, pero abusando del metraje y utilizando un guión con demasiadas vías de agua de tapar.

Evidentemente, algunos sesudos cinéfilos disfrutarán con algún que otro de los muchos planos cenitales y con una iluminación y fotografía cuidadas muy del estilo Park, pero si hay que exigirle más a quien más puede dar, estos detalles no deben ni pueden ser suficientes en este caso.

El surrealista arranque o algunas interminables escenas que necesitan varios minutos para explicar cualquier nadería lastran en exceso el resultado final aunque es cierto que en el último tercio de película, la cosa mejora sensiblemente.

Merece la pena un visionado pero bajen el listón de las expectativas si no quieren darse un batacazo.