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Voto de patricio nazer:
10
7,8
116.070
Ciencia ficción
La película de ciencia-ficción por excelencia de la historia del cine narra los diversos periodos de la historia de la humanidad, no sólo del pasado, sino también del futuro. Hace millones de años, antes de la aparición del "homo sapiens", unos primates descubren un monolito que los conduce a un estadio de inteligencia superior. Millones de años después, otro monolito, enterrado en una luna, despierta el interés de los científicos. Por ... [+]
8 de agosto de 2008
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie puede negar que se trata de un hito de la ciencia ficción, la película que marcó un antes y un después en el género.
Luego de observarla para su estreno en el formato Cinerama, en diciembre de 1968, una conclusión lapidaria impregnó todo mi ser: desde los albores de la humanidad hasta sus tiempos por venir ha existido y existirá una sola certeza: la "naturaleza" en el planeta Tierra y en el resto del universo transita por cuerda separada del hombre, "todo" siempre ha estado y seguirá estando, desde antes de su aparición y después que, en algún instante y de manera inevitable, se extinga como especie al menos en la Tierra, sólo que en ese caminar existencial el hombre ha ido descubriendo lo que antes no veía, no obstante siempre el hombre tuvo a la mano un hueso para convertirlo en herramienta o arma, siempre estuvieron latentes las matemáticas, la física, la química, en fin, todo los ingredientes para redundar en viajes espaciales. Sólo que la naturaleza nunca se ha hecho parte interviniente en la evolución del hombre, ha estado presente y en calidad de mero voyeur, como el monolito de la trama fílmica que está allí, se le puede observar, tocar y estudiar pero jamás lograr una intervención a favor de una especie. Es que cada una de ellas se las deberá arreglar como mejor pueda, bajo las impersonales y gélidas reglas de la selección natural y de la capacidad de mutar que tenga.
Luego de observarla para su estreno en el formato Cinerama, en diciembre de 1968, una conclusión lapidaria impregnó todo mi ser: desde los albores de la humanidad hasta sus tiempos por venir ha existido y existirá una sola certeza: la "naturaleza" en el planeta Tierra y en el resto del universo transita por cuerda separada del hombre, "todo" siempre ha estado y seguirá estando, desde antes de su aparición y después que, en algún instante y de manera inevitable, se extinga como especie al menos en la Tierra, sólo que en ese caminar existencial el hombre ha ido descubriendo lo que antes no veía, no obstante siempre el hombre tuvo a la mano un hueso para convertirlo en herramienta o arma, siempre estuvieron latentes las matemáticas, la física, la química, en fin, todo los ingredientes para redundar en viajes espaciales. Sólo que la naturaleza nunca se ha hecho parte interviniente en la evolución del hombre, ha estado presente y en calidad de mero voyeur, como el monolito de la trama fílmica que está allí, se le puede observar, tocar y estudiar pero jamás lograr una intervención a favor de una especie. Es que cada una de ellas se las deberá arreglar como mejor pueda, bajo las impersonales y gélidas reglas de la selección natural y de la capacidad de mutar que tenga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Justamente el monolito que aparece en varias ocasiones y que ha ocasionado todo tipo de especulaciones y polémicas durante cuatro décadas, es tan sólo eso y nada más: la ausencia de un Dios, la carencia del mínimo amparo a las especies existentes en el Universo, el hombre sometido a la más aterrorizante orfandad; todo está allí, pero nadie ayudará al hombre en su dramático intento por desarrollar su inteligencia para ir descubriendo, con lentitud morosa, lo que siempre ha estado latente, a su disposición, pero que nadie le concederá gratuitamente, con la salvedad que cualquier error en la utilización de sus conocimientos puede costarle su extinción prematura.
Todo lo demás es sólo la exhibición de la puesta en escena más maravillosa que el género de la ciencia ficción tenga memoria en el cine.
El mensaje indubitado que subyace en la película: que en algún momento el hombre descubrirá el ateísmo universal, para al fin aceptar que está caminando solito por la senda existencial, sin ayuda de nadie, al igual que el feto sideral y mutado una vez más que emerge orbitando en su propia soledad espacial. Deberá ser el instante en que los dioses dejarán de habitar en la imaginación humana, será el momento en que aprenda a convivir con los monolitos diseminados por las galaxias.
Muy propio del genio superlativo de Stanley Kubrick, en todo caso.
Todo lo demás es sólo la exhibición de la puesta en escena más maravillosa que el género de la ciencia ficción tenga memoria en el cine.
El mensaje indubitado que subyace en la película: que en algún momento el hombre descubrirá el ateísmo universal, para al fin aceptar que está caminando solito por la senda existencial, sin ayuda de nadie, al igual que el feto sideral y mutado una vez más que emerge orbitando en su propia soledad espacial. Deberá ser el instante en que los dioses dejarán de habitar en la imaginación humana, será el momento en que aprenda a convivir con los monolitos diseminados por las galaxias.
Muy propio del genio superlativo de Stanley Kubrick, en todo caso.