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Voto de JavierArenales:
6
6,2
2.003
Drama. Romance
Durante su último día de rodaje en París, el director de cine Tomas se acuesta con Agathe, una chica que conoce en una discoteca. Cuando Tomas se lo cuenta orgulloso a su marido Martin, surge una relación apasionada entre los tres marcada por la pasión, los celos y el narcisismo. (FILMAFFINITY)
14 de abril de 2024
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COCHE
Franz Rogowski deja a Adèle Exarchopoulos en la estación de tren. Ésta, hastiada, vuelve al regazo de su familia. Franz, encerrado en el coche, , iracundo, azuza a sus demonios, a los que vuelve de un volantazo.
COCHES
Adéle y Ben tienen una conversación final sobre Franz. En segundo término, bicis y coches conforman el ruido de la conversación y añaden el subtexto de la transitoriedad de la misma.
BICI
Franz en las escenas finales de la película. Los coches seccionan su cuerpo.
Me parece valiente que una relación a tres termine con un retrato aislado de uno de ellos. De lo que creíamos que iba la película, no va exactamente. La película se desplaza hacia Franz de manera definitiva, desde el vehículo de los coches hasta las bicis.
Es una película de relaciones tóxicas más, que en su giro final añade cierta singularidad a la propuesta. Pero ya. Difícilmente vuelva a ver una de Ira Sachs a partir de ahora, más allá del acierto de estas escenas de automóviles, poco más que rascar.
Franz Rogowski deja a Adèle Exarchopoulos en la estación de tren. Ésta, hastiada, vuelve al regazo de su familia. Franz, encerrado en el coche, , iracundo, azuza a sus demonios, a los que vuelve de un volantazo.
COCHES
Adéle y Ben tienen una conversación final sobre Franz. En segundo término, bicis y coches conforman el ruido de la conversación y añaden el subtexto de la transitoriedad de la misma.
BICI
Franz en las escenas finales de la película. Los coches seccionan su cuerpo.
Me parece valiente que una relación a tres termine con un retrato aislado de uno de ellos. De lo que creíamos que iba la película, no va exactamente. La película se desplaza hacia Franz de manera definitiva, desde el vehículo de los coches hasta las bicis.
Es una película de relaciones tóxicas más, que en su giro final añade cierta singularidad a la propuesta. Pero ya. Difícilmente vuelva a ver una de Ira Sachs a partir de ahora, más allá del acierto de estas escenas de automóviles, poco más que rascar.