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Voto de Alexander Supertramp:
8
Drama Finales de los años treinta. Los mejores jugadores de póker compiten por el triunfo en Nueva Orleáns. Un joven jugador (McQueen) se incorpora al selecto grupo de tahúres que se proponen derrotar al rey "Robinson". Popular película con partidas llenas de suspense. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine hay personajes cautivadores, actores que con su sola presencia abducen al espectador, lo engatusan y lo hacen sumirse en un mundo de fantasía que algunos empezaron a llamar el séptimo arte. Pues bien, uno de estos era McQueen, protagonista de películas tan memorables como "La gran evasión" o "Papillón", si este señor siguiera vivo, Obama no sería presidente de los EE.UU. , no habría guerras y en la televisión seguirían echando "Los mundos de Yupi" y "Los Teletubies".

Es evidente que "El rey del juego" no es "El Buscavidas" porque no lo pretende en ningún momento, ya lo querríamos todos pero no es así, y tampoco McQueen es Newman porque son amores distintos, es como querer más a papa o a mama, son cosas que no tienen solución, son dos actores que tienen ese algo que hoy en día pocos tienen.

Con un pulso narrativo asombroso, Jewison - que volvería a dirigir a McQueen en otras ocasiones- consigue transformar una historia muy simple en una quimera de un hombre que aspira a ser el mejor jugador de póker de la ciudad, acompañado en el reparto por Robinson, uno de los mejores actores del cine negro clásico. Estos dos graban una escena memorable que sin ninguna duda es digna de recordar, esa partida final donde está en juego mucho más que el dinero y en el que no hacen falta palabras, la mirada de McQuen lo dice todo.
Una de las mejores películas de póker, sin que se hayan hecho muchas, consigue alcanzar momentos de obra maestra, recomendable a todo el mundo que quiera pasar un buen rato y divertirse viendo cine, sin pretender ver a Fast Eddie por la película , pero si deleitándose con Cincinnati McQueen, un hombre al que la pantalla nos ayuda a recordar.
Alexander Supertramp
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