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Voto de Capitan Ahab:
8
Drama Durante un hermoso verano, un escritor, siempre demasiado ocupado y de temperamento frío y distante, va a pasar unos días con sus hijos, un adolescente y una joven con problemas mentales, que está casada con un médico que la cuida con gran ternura. Su estancia en la isla donde viven sus hijos desencadena una crisis que los afecta a todos, pero especialmente a él, porque toma conciencia de su incapacidad para darle a su familia lo que espera de él. (FILMAFFINITY) [+]
12 de octubre de 2019
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de la etapa intermedia de Ingmar Bergman, en la que queda claro que ya ha madurado del todo su mundo seco, cerrado, extraordinariamente rico y pleno de angustias existenciales y pesimismo, por el que siempre será conocido. Sus ingredientes son: un mínimo contingente de su habitual plantilla de estupendos actores (sólo cuatro personajes se dejan ver en todo el metraje), la impresionante fotografía de Sven Nykvist y un rico guion de fondo teatral (huele a Chejov y Strindberg), pero convertido en película magníficamente planificada. Creo que en esta página hay excelentes comentarios sobre su fondo y no cabe añadir nada a ello. Lo que me llama la atención son las críticas alegremente denigratorias de los que, además, confiesan no haber entendido nada (ni parece que aspiren a hacerlo), un modelo de comentario que se prodiga no solo en esta sino en película similares.
En cierta forma, es lógico que haya comentaristas amateur que reaccionen con hostilidad ante productos de gran sensibilidad intelectual como los de Bergman, porque, para los menos flexibles, su visionado debe de ser como recibir un insulto, algo así como una indeseada ducha de sutileza que deja en evidencia la simplicidad y el pragmatismo para los que están adiestrados por el cine comercial.
Y es lícito, sin duda, sentirse desconcertado y superado por mensajes complejos, en los que ni siquiera sabemos distinguir qué parte es sabia y razonable y qué parte es vanidad y capricho. Lo ridículo es la reacción de esos que, lejos de toda reflexión y de toda humildad, proclaman a bombo y platillo que lo que ellos no entienden es que no tiene pies ni cabeza, lo que a ellos les aburre es que es un bodrio, lo que a ellos les supera es que es pretencioso, y que quien diga lo contrario les está llamando tontos.
Y qué graciosos se ponen cuando claman “¡lenta, lenta!” (¿no será que te están hablando en un nivel más profundo del que tú te empeñas en escuchar y por eso no sientes el ritmo?), “sobrevalorada” (¿no sobrevalorarás tú tu capacidad de crítica ecuánime?), vacía (sí, el compartimento de los impactos y giros sensacionalistas está vacío, pero ¿has mirado en otra parte?), insustancial (claro, si tiras el plátano y te limitas a chupar la cáscara, no hallarás gran sustancia).
En definitiva, el factor recepción también cuenta en una película: una cosa es que sea una obra pretenciosa (que las hay y Bergman no está libre de ello) y otra que uno no esté preparado para recibirla o no lo haya hecho con la actitud adecuada. Recibir mensajes también es un trabajo, pues solo el que aspira a manipularte te lo da todo mascado. Y el que clama contra la obra intelectual no es que sea necesariamente bobo, es que pretende que vivamos todos en un mundo de bobería, simplismo y conformidad.
Capitan Ahab
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