Un cinco pelado es lo que se merece esta película, y hay que decir que con una buena dosis de benevolencia calificativa. Vaya por delante que, pese a todo, no aburre en ningún momento, y esto ya es muy importante. Es una película para llenar agradablemente un tiempo muerto de hora y media aproximadamente sin que al acabar uno tenga la impresión de que hubiera podido ocuparlo de manera más provechosa.
El espíritu de "La soga" hitchcockiana alienta tras este guión. Dos estudiantes de familias acomodadas elevan el crimen sin justificación a la categoría de noble arte y, además, se plantean su comisión como un desafío lanzado a la inteligencia de sus congéneres, la cual no les merece demasiado respeto cuando la comparan con la suya propia. Esta idea debe rellenarse para convertirla en película, y esto se hace de manera extraordinariamente confusa, todo es pura confusión en ella: la personalidad de Cassie Mayweather (Sandra Bullock), el trauma psicológico que arrastra de su pasado y que , según afirma, la llevó a ingresar en la policía, su comportamiento con su compañero Sam Kennedy (Ben Chaplin) al que trata como a un chupa-chups, etc etc., etc. pero, curiosamente, esta confusión no castiga la película con el azote del aburrimiento. Valga, pues, la confusión.