Pues a mi me gustó. Me da casi vergüenza decirlo, viendo las notas que le da la gente, pero en fin, es lo que tienen los prejuicios, que acaban conformando una especie de dictadura mediática donde todos tenemos que pensar lo mismo. Y aquí es lo que tenemos en Filmaffinity, una nota exageradamente mayoritaria de uno y un montón de "críticos serios" que han ido a ver la película como quien va a un pelotón de fusilamiento. Personalmente, ir a ver una película para insultar a su protagonista me parece muy triste. Recomiendo a muchos que se busquen una vida de verdad y dejen de vomitar sus frustraciones en forma de críticas de Filmaffinity.

Pues bien, lo primero que hay que decir es que esta es una película para niños de entre 8 y 15 años, no para cinéfilos curtidos. Aunque supongo que la mayoría que les dan un uno (no todos) son gente que bostezan cuando se les nombra a grandes directores del cine de autor como Béla Tarr, Andrei Tarkovsky, Jean Eustache o Abbas Kiarostami, por citar unos pocos, de los más odiados. Cada película tiene su público y el crítico no tiene que imponer su criterio, sino ser capaz de revelar cada película al público que va dirigida. Y eso no lo hace nadie de esta página. Salvo, curiosamente, la peor valorada.

Porque Never Say Never es una película para NIÑOS. Los niños nada saben de estética cinematográfica, de narración, de guión, ni de nada. Los niños ven las películas por lo que cuentan. Y esta trata de un niño que con su esfuerzo y sus sueños consiguió convertirse en una celebridad. Justin Bieber puede caer mal, pero está ahí por méritos propios. Su madre trabajaron duramente en trabajos poco remunerados para que su hijo tuviera una buena educación. No llegó y besó el santo, sino que fracasó varias veces y sus videos estuvieron anonimamente colgados en YouTube hasta que un cazatalentos lo descubrió. Y después ha ido creciendo en discográficas que no están entre las más grandes de su país y que gran parte de su catálogo no es tan comercial como el de Sony BMG y otras grandes. Sin embargo, pese a todo ello, él se ha convertido en una estrella mundial y a mi al menos me merece mucho respeto.

Una gran historia y una película que sigue todos los tópicos del cine musical de los últimos tiempos, con su parte docu-dramática, sus escenas de ensayo, los previos de los conciertos y las habituales puestas en escena de las actuaciones. No es muy original, pero se trata de que sea funcional. Lo importante era contar la historia de Justin, pero también cómo es él y cómo le ha sentado la fama. Y lo consigue.