La vida pasa, como un río que sabe que desembocará en el mar. Y durante ese largo trayecto, en nuestra vida, se cruzan personas que influirán en ella de un modo trascendental, hasta cambiar completamente nuestro posterior rumbo.
"2046" no mira el futuro, sino el pasado. Pues todo nuestro ser radica en lo que ya hemos vivido.
Esta es la pseudo-secuela de otra gran película, "Deseando amar" que me maravilló, pero que me costó entender. "2046" cuenta el transcurrir de la vida después de ese hecho reflejado en el anterior film de su protagonista.
Podría decirse, para no destripar la película, que en ésta, Wong Kar-Wai rodea al protagonista de bellas mujeres que marcan su vida, pero de una manera mucho más epidérmica. Porque su verdadero amor se ha quedado encadenado en aquella triste habitación 2046 de aquel hotel.
El protagonista evoca un pasado que añora. Y eso solo ocurre, cuando el presente ya no satisface la felicidad que uno tuvo pero que ya sólo se mantiene en el recuerdo.
Así, Wong Kar-Wai vuelve a firmar otra brillante película, con una fuerza visual increíble (otra película puramente poética) con una historia enrevesada que obliga, claro está, a verla de nuevo varias veces. Porque sólo así, uno capta la idea que intenta transmitir el director.
Y ese mensaje no es otro que el amor puro, y la dificultad que entraña su olvido. El protagonista lo ha descubiero. Es él el que tiene que olvidar su pasado. Tiene que olvidarla. Pero, claro está, eso ya es imposible. Porque ella seguirá dentro de él el resto de su vida. Todo cuanto viva, será superfluo. La vida ha perdido su sentido.

Una gran película. Absolutamente recomendable. Como el resto de la filmografía de su director.