El argumento intentaba hace ya 13 años, resultar original, solo consiguió cumplir en su parte de mayor excentricidad. Sabemos que todo el cine es mentira; incluso aquellas películas basadas en hechos reales, deben hacer concesiones. Pero cuando se tiñe de cotidianidad, y a la vez se rodea de irreconocible ficción extrema, el espectador (a mi me pasa) toma distancia con lo que allí se cuenta.

Nos encontramos ante un relato bonito, bien caracterizado por Will Ferrell que encarna a un perfecto inspector de hacienda... meticuloso, rutinario, aburrido; que incluso desconoce su inmenso potencial, porque nunca se ha dado una oportunidad.

Emma Thomson, eficaz como siempre; cualquier papel que acepta, lo desempeña con resolución y eficacia. Resultar grandiosa en ella, viene de la mano de la sencillez interpretativa.