Cuando comencé a verla supuse que evolucionaría hacia alguna parte.

Viendo que los minutos transcurrían a la velocidad de un caracol tetrapléjico, pensé que tal vez me hubiese equivocado de película, porque en el argumento que yo había leído pasaban cosas, pocas, pero algunas... sobre un hombre marinero que defendía la virtud de una muchacha con unas flechas y... así...

Regresé a esta página y la localicé debajo de muchas otras películas con un título similar, pese a que esta era del año 2.005 y tenía una nota global de 7. Entonces relajé mi cuerpo sobre el sofá para disfrutarla hasta el final.

Creo que no tiene diálogos, pero tampoco puedo asegurarlo porque di algunas cabezadas en defensa propia. No pude evitarlo, pero cuando me desperté, unos díez minutos después, no había sucedido mucho: seguía el barco, la chiquilla y un chavalito que andaba por allí y que al leer el argumento se aclara por qué apareció.
Fotografía preciosa, música de esa Feng Shui que calma las almas de las personas (Fue por eso que creo me dormí) y unas cosas muy de las meditaciones orientales para pensar por dentro de la cabeza. Y bueno... es todo lo que puedo contar. No me enteré de más. Mi capacidad cognitiva lamentablemente no alcanza una gama secuencial tan compleja como la que su director Kim Ki-duk nos ofrece.