Me pareció de una suciedad apabullante. Una historia de manifiesta hipocresía basada en hechos reales, a los que se da cobertura con una fabulosa interpretación de Hugh Jackman.

Existencias miserables donde todo se esconde, hasta la propia vida privada que no solo permanece oculta, sino que es un engaño social manifiesto; incluso siendo algo que nos pertenece a cada uno, la basura no se aleja.

La clave no esté en que me haya gustado más o menos. El problema reside en el lugar del que parte, donde todo resulta tan miserable, que has de rechazar su propio origen.
Final cínico e inesperado. La HBO, a la que pertenece, produce mucho menos que otras plataformas, pero sus productos mantienen una calidad superior.