Tom Hanks, me parece que aceptó este trabajo menor, en su carrera, por tratarse de Spielberg. Su actuación está muy alejada de los brillantes papeles a que nos tiene acostumbrados.
El protagonismo aquí, se lo lleva Leonardo DiCaprio, un actor del que yo hubiera dudado, que fuese capaz de encarnar al joven timador. Mi equivocación me llevó a descubrir a un actor capacitado y agudo, que ofrece una interpretación contenida, y a la vez, sólida en matices.
Christopher Walken y Martin Sheen, en dos breves y destacadas intervenciones, apoyan la teoría de que el talento siempre lo acompaña, la mano férrea de un director trascendente y sagaz.

Muy entretenida, bien cuidada, con todos esos elementos necesarios para seguir considerando a Steven Spielberg alguien extraordinario, al conseguir reunir con éxito: Guión, ambientación, estructura, ritmo, fotografía...
Tal vez el ajuste de cada secuencia para que la trame encaje, se presenta en algunas escenas, ciertamente inverosímil. Algo que debemos pasar por alto, por el luminoso resultado.