Una historia que promete durante los minutos iniciales y termina perdiéndose en un mar de lloros de un padre desequilibrado y unos protagonistas absolutamente estereotipados.
Me molestan las películas donde el guionista planea una fábula intentando jugar con la mente del espectador. Por lo general somos lo suficiente inteligentes como para no necesitar que nos manipulen.
Esto es lo que sucede con Mystic River… Un esfuerzo continuado por despistar alargando una historia que sobradamente hubiera podido contarse en noventa minutos, aquí se dilata innecesariamente hasta pasadas las dos horas, perdiendo intensidad y lo que resulta peor: Interés.