Aceptable remake de una de las películas ochenteras que tuve el placer de contemplar con la mirada de un adolescente fascinado por este tipo de películas.

Me encanta la actuación de Jaden Smith. Dios mio! es igualito a su padre, los mismos gestos, caras y gracia natural. Quizás como crítica, decir que me parece un poco precipitado exponer a un niño tan pequeño a la posibilidad de sucumbir a la maldición de los niños prodigios. En todo caso, esperemos que su padre sepa cuidar de él y le haya aportado los valores necesarios.

Sobre la historia, es más de lo mismo y la originalidad brilla por su ausencia. Niño al que pegan y un señor asiático aparentemente indefenso le enseña a cuidar de si mismo tanto por dentro como por fuera.

En definitiva, si no tienes nada que hacer y te apetece pasar un rato agradable, la recomiendo siempre y cuando no esperes gran cosa de este film.