Un musical familiar con encanto. De los que ya no se hacen. Heredero de los coloridos musicales en CinemaScope, también de temática conservadora y provinciana, Siete novias para siete hermanos y Oklahoma! Sin duda, este sería uno de los eslabones clave entre los musicales mencionados y los aún más infantiles Mary Poppins o Chitty Chitty Bang Bang (Robert Preston es un Dick Van Dyke descafeinado).

Historia sencilla e icónica. En su contra juega un excesivo tiempo de metraje y unas canciones y unos números, en su mayoría, sencillotes. Se echa en falta el no poder recordar o tararear una melodía tras su visionado.

Por cierto, atónito me encuentro. ¡El niño pequeño es Ron Howard!