Decepción es lo que he sentido viendo esta película.
Sabía poco de ésta y por lo tanto no es el típico caso de expectativas no cubiertas. El problema ha sido que los fuegos artificiales eran mejores que la propia fiesta. Me explico. La fotografía de E. Serra es increible sumergiéndonos en el mundo pictórico de Vermeer. La luz, ingrediente básico de sus cuadros se plasma de manera brillante; la decoración, la ambientación nos traslada directamente a aquella epoca a la velocidad de un neutrino, los cuadros que hemos visto en numerosos museos toman vida por primera vez. (Maravillosos fuegos artificiales).
Todo esto está muy bién pero... dónde está la película?......., no tiene fluidez narrativa, diálogos lacónicos, frios e insustanciales, planos y secuencias cortados de manera rígida, los personajes no interpretan sino que posan como modelos del cuadro al que quieren dar vida, el ritmo es demasiado lento, la historia no te atrapa y estás constantemente haciéndote preguntas. (Una fiesta muy aburrida).
SI
- Los fuegos artificiales.
- Los bodegones con verduras, frutas y aves.
- La música que envuelve los planos pictóricos.
NO
- Una criada con sensibilidad pictórica, capaz de captar matices de composición, luz,.......ejem!.
- Algunas veces me recordaba a un telefilm navideño.
- Referencia religiosa inicial no explicada en el transcurso de la película.
- Si tengo que seducir como Colin Firth no me como un colín.
- Echo de menos música en algunas secuencias.
- A pesar de que lo tenía todo a su favor NO EMOCIONA.
- Al ser una adaptación Peter Webber, el director, comete el error de creer que todos los que ven la película han leído el libro con anterioridad (no es mi caso) o de pensar que todos tenemos los mismos datos que él conoce sobre la historia. Todo está demasiado sugerido, tanto que despues de cada plano o secuencia siempre tienes una pregunta que hacerte.