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Voto de ReyesTurnerS:
2
7,0
4.307
Fantástico. Ciencia ficción
Extraño cuento acerca de los individuos más poderosos en el sistema solar, quienes están a punto de convertirse en dioses y controlar el universo. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2019
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jodorowsky (después de varios intentos creo que finalmente lo he escrito sin parecer disléxico), presentó en 1973 en Cannes 'La montaña sagrada', la cual creó una gran controversia. Tras su visionado, no es difícil darse cuenta de por qué. Es una película extraña, incluso para un festival por las que han pasado algunas de las películas más bizarras del cine. A pesar de todo, La montaña sagrada se ha convertido en una obra de culto, que estás considerada por muchos una obra maestra. Afortunadamente, puedo decir que yo no me encuentro entre ellos, y si alguna vez lo hago me gustaría ser encerrado en una institución mental de inmediato. Algunas veces he visto una película que no me ha parecido tan buena como es considerada por muchos (como por ejemplo la delirante Holy Motors de Leos Carax), pero aún así he podido entender que haya gente que les parezca una obra mayor, por tener ciertas virtudes discernibles. Este no es uno de esos casos, pero además es una instancia que me deja perplejo, porque no son pocas las personas (en relación con el reducido número total de personas que la han visto) las que la alaban.
Viendo las primeras imágenes que se mostraban en pantalla pensé que esta podría ser una película que me gustase. Visualmente, la obra de atrapa desde el primer fotograma, y la atención se retiene durante la primera parte de una sucesión de imágenes sugerentes que parecen esconder los mensajes secretos y profundos de una mente brillante. Por desgracia, pasados algunos minutos uno no tarda en darse cuenta de que Jodorowsky no es más que un repugnante infrahumano de vacuas pretensiones vanguardistas. Hay algunas escenas que te harán cuestionarte como se ha permitido la creación del engendro putrefacto que es esta película. Hay pocos colectivos de los que Jodorowski no se mofe durante el ridículamente excesivo metraje de casi dos horas. La sensación al finalmente ver los anhelados créditos es que el creador mexicano ha estado riéndose de los espectadores, creando un collage de absurdos disparates, que como el mejor de los espejismos da la impresión inicial de esconder una gran complejidad y profundidad. Nada más lejos de la verdad. A lo que se asiste es una larga sesión de masturbación mental, tan falsamente profunda como la letra de una canción de reggaeton romántico (otro concepto monumental).
https://jackrabbitslim-cine.blogspot.com/2019/04/la-montana-sagrada-de-alejandro.html
Viendo las primeras imágenes que se mostraban en pantalla pensé que esta podría ser una película que me gustase. Visualmente, la obra de atrapa desde el primer fotograma, y la atención se retiene durante la primera parte de una sucesión de imágenes sugerentes que parecen esconder los mensajes secretos y profundos de una mente brillante. Por desgracia, pasados algunos minutos uno no tarda en darse cuenta de que Jodorowsky no es más que un repugnante infrahumano de vacuas pretensiones vanguardistas. Hay algunas escenas que te harán cuestionarte como se ha permitido la creación del engendro putrefacto que es esta película. Hay pocos colectivos de los que Jodorowski no se mofe durante el ridículamente excesivo metraje de casi dos horas. La sensación al finalmente ver los anhelados créditos es que el creador mexicano ha estado riéndose de los espectadores, creando un collage de absurdos disparates, que como el mejor de los espejismos da la impresión inicial de esconder una gran complejidad y profundidad. Nada más lejos de la verdad. A lo que se asiste es una larga sesión de masturbación mental, tan falsamente profunda como la letra de una canción de reggaeton romántico (otro concepto monumental).
https://jackrabbitslim-cine.blogspot.com/2019/04/la-montana-sagrada-de-alejandro.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Debe ser extremadamente vigorizante ser el artifice de una estafa semejante. De otro modo, no entiendo como un artista podría tener la poca vergüenza de dar lugar a una broma tan falta de gracia como La montaña sagrada. Para los que les interese sentirse igualmente estimulados hay una fórmula que se puede seguir para alcanzar su objetivo: ser lo más extraño e innovador posible, esto es lo más importante, aunque no haya ningún sentido detrás ni se busque un mínimo de calidad, eso es algo que se puede omitir; meter simbolismo a través del uso frecuente de diversos animales, cuanto más exóticos mejor, y de imágenes religiosas; hacer referencia a obras del arte clásico y si se puede, crear algún paralelismo con aspectos de la mitología grecorromana. Con todos esos ingredientes, uno puede asegurarse una lluvia de elogios por parte de la crítica especializada en este tipo de cine. ¿Y cómo no van a hacerlo? Nadie quiere ser el único lerdo incapaz de entender y apreciar una obra de semejante calidad artística. No hay que preocuparse por los elementos inconexos porque serán los mismos críticos los que se encarguen de relacionarnos hasta llegar a la conclusión de que el creador posee un talento desmesurado.
Jodorowsky hace un uso asqueroso de los animales, empleándolos con frecuencia a lo largo de la película para el más absurdo de los propósitos. Es fácil saber cómo de civilizada es una persona según su comportamiento hacia los animales, y La montaña sagrada nos dice todo lo que debemos saber sobre su creador. La escena con las ranas y los camaleones es moralmente repulsiva. No es que la idea en sí fuese mala (pienso que era una manera interesante de representar y criticar el colonialismo), pero la brutalidad hacia los animales le quita toda calidad artística que hubiese podido tener la secuencia si se hubiese hecho de otro modo. La crueldad real, aquella que va más allá de una falsa recreación, me parece injustificable, por mucho que se lleve a cabo en el nombre del arte, y da igual si la película es basura pedante o Casablanca.
No son solo animales, los que el director usa para su divertimento particular; tampoco tiene ningún reparo en humillar a mujeres, minusválidos u obesos. Todo el mundo es carne de cañón para el anfetamínico mundo en el que se deleita, como un niño dictador al que le gusta tener control de todo y todos. Sinceramente, no entiendo como tantas personas pudieron acceder a ser humilladas así, porque si a la películas tiene algo que no le falte son extras. Tantas personas participaron en el proyecto que al verlo pensé que tuvo que desarrollarse en una realidad paralela. Las circunstancias de su creación me interesan más que la obra en sí, lo cual no habla demasiado bien de su capacidad de retener el interés del espectador.
Al llegar a la parte de la presentación de las personificaciones de los planetas del Sistema Solar, se vuelve a vislumbrar en la distancia algo que se asemeja a la calidad, pero de nuevo Jodorowsky decide optar por el camino poco decoroso de las bromas de instituto de excrementos y genitales, dando rienda suelta a su Pier Paolo interno. Hacer constantemente chistes sexuales parece ser el método elegido para intentar alcanzar el estatus de creador transgresor. Adicionalmente, se emplea un extraño doblaje, que a ratos hace que parezca un montaje de YouTube. Las peculiares voces y ruidos que se usan no resultan ni interesantes ni graciosas, y realmente no entiendo lo que se buscaba con ello o como pudo parecer una buena idea.
El propio Jodorowski aparece como actor en una parte considerable de la película, como una especie de brujo/maestro espiritual que entrena a los otros personajes, una vez que la obra se convierte en una versión de los Power Rangers, en la que el creador es un vagabundo esquizofrénico adicto al opio.
(...)
Corte por falta de espacio. Ver blog para la crítica completa.
Jodorowsky hace un uso asqueroso de los animales, empleándolos con frecuencia a lo largo de la película para el más absurdo de los propósitos. Es fácil saber cómo de civilizada es una persona según su comportamiento hacia los animales, y La montaña sagrada nos dice todo lo que debemos saber sobre su creador. La escena con las ranas y los camaleones es moralmente repulsiva. No es que la idea en sí fuese mala (pienso que era una manera interesante de representar y criticar el colonialismo), pero la brutalidad hacia los animales le quita toda calidad artística que hubiese podido tener la secuencia si se hubiese hecho de otro modo. La crueldad real, aquella que va más allá de una falsa recreación, me parece injustificable, por mucho que se lleve a cabo en el nombre del arte, y da igual si la película es basura pedante o Casablanca.
No son solo animales, los que el director usa para su divertimento particular; tampoco tiene ningún reparo en humillar a mujeres, minusválidos u obesos. Todo el mundo es carne de cañón para el anfetamínico mundo en el que se deleita, como un niño dictador al que le gusta tener control de todo y todos. Sinceramente, no entiendo como tantas personas pudieron acceder a ser humilladas así, porque si a la películas tiene algo que no le falte son extras. Tantas personas participaron en el proyecto que al verlo pensé que tuvo que desarrollarse en una realidad paralela. Las circunstancias de su creación me interesan más que la obra en sí, lo cual no habla demasiado bien de su capacidad de retener el interés del espectador.
Al llegar a la parte de la presentación de las personificaciones de los planetas del Sistema Solar, se vuelve a vislumbrar en la distancia algo que se asemeja a la calidad, pero de nuevo Jodorowsky decide optar por el camino poco decoroso de las bromas de instituto de excrementos y genitales, dando rienda suelta a su Pier Paolo interno. Hacer constantemente chistes sexuales parece ser el método elegido para intentar alcanzar el estatus de creador transgresor. Adicionalmente, se emplea un extraño doblaje, que a ratos hace que parezca un montaje de YouTube. Las peculiares voces y ruidos que se usan no resultan ni interesantes ni graciosas, y realmente no entiendo lo que se buscaba con ello o como pudo parecer una buena idea.
El propio Jodorowski aparece como actor en una parte considerable de la película, como una especie de brujo/maestro espiritual que entrena a los otros personajes, una vez que la obra se convierte en una versión de los Power Rangers, en la que el creador es un vagabundo esquizofrénico adicto al opio.
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Corte por falta de espacio. Ver blog para la crítica completa.