The invention of lying (algo así como "La invención de mentir!) de 2009 en una comedia bastante ligera escrita por Ricky Gervais (que también interpreta al protagonista principal de la historia) y Matthew Robinson.
Esta película estadounidense parte de una premisa fascinante: un mundo donde no existe la mentira entre los seres humanos. No se explica por qué ha ocurrido, si se trata de un universo paralelo, una simulación virtual o cualquier otra cosa que queramos usar de pretexto para esta ¿Utopía? ¿Distopía?

Lo cierto es que el ínclito en tantas ocasiones Ricky Gervais no aprovecha los múltiples y prometedores caminos argumentales que tal premisa nos permite explorar y nos termina dando una comedia de "esas que echa Telecinco o Antena3 los fines de semana a la hora de la siesta". ¡Una pena, la verdad!

Uno tiene la sensación de que solo se ha buscado una historia más o menos simpática, muy clásica en estructura, casi de telefilm, para generar una serie de gags basados casi todo el tiempo en personajes que son crudamente sinceros en todo lo que dicen, de hecho, hablan de más. Aunque no puedan decir mentiras, nada impediría que silencien los pensamientos que les puedan perjudicar en sus intereses. No hay por qué verbalizar absolutamente todo lo que esté en nuestra mente.

La historia está localizada en EE.UU. y en la época actual. Nada difiere de nuestro mundo real a pesar de que una humanidad que cambiara su comportamiento al no poder mentir, más que probablemente habría creado un modelo de sociedad distinto del que conocemos. En Increíble pero falso los personajes son maniqueamente egoístas y faltos de empatía casi todo el tiempo. Es una forma indirecta de criticar a la especie humana, como si fuera imposible que actúe de otro modo. Filosóficamente es mucho presuponer. Políticamente define posiciones. Recordemos a Rousseau o a Hobbes, por ejemplo.

Gervais no va por ahí. Esto no tiene mensaje profundo ni especulación ni reflexión. Solo es una comedia para pasar el rato con algunas secuencias divertidas y un final absolutamente predecible.,

Tampoco se explica por qué un solo hombre en toda la historia de la humanidad, Mark Bellison (Gervais) ha sido capaz de salirse de la "naturaleza" y empezar a mentir. Aún más misterioso y perturbador es que la moraleja de la película: mentir nos hace mucho más felices que decir siempre la verdad.

Es curiosa la escena de los ancianos porque en la vida real actuarían exactamente de la misma manera. Una vez que no tienes nada que perder (cuando ya eres muy mayor) haces y dices lo que te da la gana (salvo que te repriman o te condicionen por la fuerza). Ni siquiera tiene "fuerza" esa escena.

Rob Lowe hace un papel frecuente en su carrera, una especie de autoparodia de guaperas "triunfador" egocéntrico y absolutamente carente de empatía hacia sus semejantes. Da juego en esta comedia, como es de suponer.

En resumen, comedia para pasar un rato en familia entretenidos, reírse un poco y, si somos un poco exigentes, especular con qué hubiera pasado si este argumento lo trabajara alguien más ambicioso argumentalmente,