Cojonuda sería el término más rápido para calificarla. Si bien España en el mundo del cine pasa desapercibida por sus películas de drogadictos, putas y transexuales, en cuanto a comedias populistas y absurdas encabeza la lista.

Y es que este batiburrillo de personajes y situaciones es ni más ni menos que España. Empezando por el hombre cuya única preocupación es sellar el paro pero que a la vez está trabajando en negro, siguiendo por aquel que lo ha perdido todo por culpa de los bancos, continuando por los chungos de barrio llamados "Cabesa" y "Culebra", la pareja que se va a hipotecar en la que en realidad la opinión del chico ni pincha ni corta y como no LOS CORRUPTOS, ya que estamos en el país con más corrupción por km². Cabiendo destacar la introducción de las procesiones de Semana Santa de Sevilla, que como bien exponen es más importante cualquier tradición que cualquier otra cosa.

Las situaciones absurdas no desaparecen a lo largo de todo el metraje, que pese a ser absurdas hasta decir basta resultan desternillantes en todo momento.

Así que si en algo somos buenos los españoles es en hacer esto, muy a la altura del humor absurdo Airbag o las primeras de Torrente, pero con pinceladas de la realidad actual española.