Buena película de espías con pocas escenas de acción, mucho suspense y requiebros de guión (a la altura de un LeCarré).
Hay acción, sí, pero poca. ¿Por qué? Sus armas no son las artes marciales ni las pistolas, sino su atractivo. No esperes imágenes chabacanas o erotismo de gasolinera. Aquí todo tiene un sentido y la protagonista tiene poco de "gorrión"...

La vida de una bailarina de ballet se trunca por una lesión. Para mantener los cuidados de su madre enferma se enrola en los servicios rusos. Su principal arma es la belleza y la seducción. Le encargarán la misión de destapar a un posible infiltrado.

Lawrence está francamente bien. Lo hace bien como bailarina desvalida, como recluta superando la instrucción y como espía que domina su armamento (su belleza) y que domina la situación. No hay erótica gratuita en su poder sino la lógica de una jugadora de ajedrez.

Escenas rodadas con belleza y frialdad (algunas son de torturas...)

La parte del adiestramiento es impactante y reproduce muy bien la frialdad y la disciplina de una instrucción militar. El que las mejores armas sean la belleza y el sexo es una casualidad más. El sexo y los desnudos no son pasionales sino quirúrgicos: un instrumento para avanzar en una misión.

La parte de la misión es buena, directa y muy creíble. No hay nada de glamur sino efectividad.

Los requiebros finales de guión son muy buenos pero, para no perderte nada, pon mucha atención.