Interesante intriga noir con una fotografía espectacular (como siempre con Wenders) y con bastantes dosis de emoción. No obstante, ha envejecido relativamente mal. Y verla ahora supone reconocer sus innegables valores estéticos, sí; pero también es ver como muchas de sus escenas de acción ahora se nos antojan infantiles o inverosímiles. Aún así sigue siendo una película muy recomendable.

Guión, interesante pero no del todo creíble. ¿Por qué Jonathan tiene contactos con esa gente? ¿De verdad una organización criminal minimamente seria va a confiar en un pánfilo? Los giros del guión se siguen con interés y los personajes son muy carismáticos, especialmente los secundarios. El final es interesante y doblemente inesperado. Pero creo que se precipita todo, podían haberlo hecho más pausado para entender mejor las posibles dudas de Jonathan.

Dirección, muy buena. Cercana y realista, te sientes dentro de la acción. Las innumerables escenas describiendo, o más bien mimando, los entornos hacen que te involucres en la trama. Escenas frenéticas sin música que le dan mucha adrenalina a la acción.

La fotografía es fabulosa. Algunas escenas son memorables, como ver a Jonathan por las escaleras del metro a través de las cámaras de vigilancia de la sala. O los encuadres, casi bodegones, de su taller de trabajo. El paseo de Hopper por la mediana de la autopista mientras se le ve desde la ventana es otra de las perlas de esta película. Hay muchas más... En general, las escenas urbanas con Hopper de vaquero en NY con el sol son mágicas.
Las escenas de acción, en cambio, son exageradas y poco convincentes, si las comparamos con los estándares de hoy en día.
Las descripciones y vistas urbanas de NY, Hamburgo, París... son muy buenas. Realistas, urbanas y muy artísticas.

Los actores cumplen pero no me convencen en este trabajo. El dúo Ganz-Hopper no tiene mucha chispa. Aunque por separado estén trabajando bien.

Una buena película con una buena historia.