Todo lo que sucede en esta película es absolutamente incomprensible y de una incoherencia atroz.

Vamos a ver. Antes de que haya ninguna amenaza real, a una lumbrera se le ocurre juntar a todos los criminales y los locos más peligrosos ¿con qué propósito?, ¿para hacer frente a qué? A NADA, porque el mega-monstruo aparece una vez se han reunido los villanos. Ésta es sólo la primera absurdez de una trama que deja perplejo al espectador entre otras muchas, y que asiste atónito y aburrido (porque es que encima no es ni entretenida la película, de puro plana) a una serie de clichés e incoherencias sonrojantes. La segunda absurdez es que a la tipa lumbrera no se le ocurra llamar a Batman directamente.

Todo es ridículo hasta el final: los personajes no tienen ni carisma ni motivaciones claras, ni los supuestos buenos ni los supuestos malos, no se sabe en base a qué actúan ni unos ni otros y la trama queda disuelta en una serie de escenas ahogadas en temas musicales conocidísimos que sólo buscan la respuesta emocional facilona ("Uuuh, tío, qué pasada lo que estoy viendo, cómo mola Harley Quinn, qué loca está") ya que la lógica brilla por su ausencia ("¿Pero qué estoy viendo, por qué pasa lo que está pasando?"). Nada tiene sentido.

En esta engañifa general destaca el personaje de Harley Quinn. Todos son absurdos en cuanto a que ninguno posee una personalidad ni una actitud coherentes, pero lo de esta chica raya el insulto: se la retrata de mujer empoderada y súper independiente simplemente porque sabe dar leches pero en realidad es una sumisa sin autoestima que vive sometida a la voluntad psicópata del Joker en la relación tóxica que comparten y que se pliega a todas sus órdenes. Una maltratada de manual, vaya.

Malísima. Peor que mala.