Al igual que con la reciente Pacific Rim: Insurrección, uno tiene muy claro lo que quiere cuando va a ver una película sobre monstruos gigantes. Por eso me sorprende encontrarme con una película que parece que intenta tomarse en serio, hasta cierto punto, naturalmente. Es increíble salir de la sala pensando que Proyecto Rampage sería mejor si fuera peor película, y es que sorpresivamente me he visto bostezando en gran parte del metraje, cosa que me parece imperdonable para una película de estas características.

Proyecto Rampage empieza haciendo hincapié en la relación entre George el gorila y Dwayne Johnson decantándose por la parte emocional (y algo cómica), revelándote inevitablemente con esto el final de la película, sobre todo si has visto algún trailer. El resto del primer y segundo acto no es más que intentos vanos de justificar por qué 3 monstruos gigantes atacaría enfurecidos la ciudad de Chicago, cosa que para mi gusto hacen de forma ridícula. Nada de esto lograría molestarme si la película fuera más autoconsciente y más honesta, cuando uno sabe lo que hace y a quién va dirigido, pierde el miedo a exagerar y a darle al público lo que ha ido a ver, pero parece que aquí Brad Peyton se ve dominado por su miedo al ridículo, y para mi gusto el resultado ha sido peor.

También hay que decir que, a pesar de los evidentes ramalazos del guión, argumentos pobres y personajes desdibujados, la película avanza de forma más o menos fluida capitaneada por un buen Dwayne Johnson (dentro de su espectro) que poca culpa tiene de lo que pasa a su alrededor. Por otro lado el CGI es notable, destacando sobre todo a George el gorila, y quizás menos al lobo, pero en general la destrucción que prometía la película en los trailers llega finalmente y cumple a la perfección.

Por todo esto último no puedo suspender a la película. De entre sus congéneres habría que poner esta película en mitad de tabla en zona tranquila pero sin destacar. No pasará a la historia, pero tampoco se hunde.