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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de Travisloock:
9
Intriga. Thriller Tras un accidente de tren, todos los pasajeros resultan muertos, excepto David Dunn (Bruce Willis). Elijah Price (Samuel L. Jackson), un misterioso desconocido, le plantea una extraña hipótesis que explicaría por qué David ha salido indemne del accidente, pero esta explicación, de ser cierta, podría cambiar para siempre la vida de David y la de su familia. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2008
148 de 181 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me gustaron los juegos malabares. Por mi cuenta, practicaba en casa con pelotas de tenis tratando de mantener 3 casi flotando en el aire o en el bailoteo síncrono tan peculiar que veía en los espectáculos televisivos. Siempre fracasaba, siempre se caían al suelo del patio, y después de unas decenas de intentos, lo dejaba estar.

Un día, en una feria, conocí a un tipo que enseñaba. Así que aproveché la ocasión y junto a un montón de niños, empecé a practicar con él. Empezamos con lo fácil, con 2 bolas. Primero lanza una bola con perfecta trayectoria curva; y cuando ésta esté en el punto más alto, lanza la otra en una trayectoria más pequeña y con cuidado de que no choquen en el aire, me dijo él. Era muy importante, hacía hincapié, que estuviera sólo pendiente de un buen lanzamiento, y que no me preocupara de recibir la bola con la otra mano. Así empecé a practicar. Primero lanzaba con la mano derecha, y estando muy pendiente de la trayectoria de la bola, lanzaba la de la mano izquierda justo cuando la primera abandonaba el cenit y empezaba a bajar. Me concentraba tanto en lanzarlas bien, en parábolas perfectas, que irremediablemente mis manos torpes no daban para más, y las dos bolas caían siempre al suelo. Todo esto, al principio, era muy contradictorio: en la educación infantil se penaliza muchísimo dejar caer algo al suelo. Siempre que se cae un plato, uno esconde el cogote esperando una colleja de su madre; y debido a esta educación, al principio de mi aprendizaje, hacía ademanes con las manos tratando de que no cayeran al suelo las dos bolas. Una vez corregido este hábito, se me ocurrió practicar, ya en mi habitación, al pie de la cama; así las bolas caían en la cama y no tenía que doblar tanto el espinazo para recogerlas.

Después de practicar bastante, ya mis lanzamientos perfectos, descubrí que apenas tenía que mover las manos para coger las bolas, pues las bolas caían sobre ellas; entonces me atreví con 3 bolas, y empecé a hacer auténticos juegos malabares. Lo dicho, siempre concentrado en un buen lanzamiento: si lanzas bien, la bola caerá suavemente en la mano.

Creo que a Tarantino le enseñó a hacer cine un malabarista. Él se preocupa de lanzar unas propuestas interesantes y atractivas. Luego, con unos diálogos divertidos, te mantiene durante todo la trayectoria del metraje interesando, cobijado y a gusto; disfrutando de una buena película. El final apenas importa. En el cine de Tarantino uno no busca un final rebuscado ni magistral. Simplemente llega; como consecuencia de una trama bien pensada desde un principio. Shyamalan, por el contrario, empieza a crear las historias desde el final, se centra en recibir bien la bola. Pone mucho empeño en cerrar una trama de manera genial, y luego desde el final va construyendo la trama a su alrededor. En esta película “El protegido”, hace un homenaje al mundo del cómic y sus mitologías. Y lo hace magistralmente. Es otra manera de hacer cine (o malabarismo).
Travisloock
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