Con "¿Quieres ser John Malcovich?" Charlie Kaufman nos habia dicho a todos lo peculiar de los sitios a los que le gusta llegar dentro de sus historias, llámese el interior de un actor real, o una oficina que pareciera estar construida para pigmeos, el buen Charlie degusta de dejar volar su imaginación en rincones ajenos al cine común, y nosotros (al menos yo) disfrutamos de que lo haga.

Y ya estoy anticipando en esta critica que disfruto del trabajo del guionista originario de Nueva York, sin si quiera exponer los "porqués". Y me dispondré a hacerlo, justo después de señalar la calidad de la aportación de Spike Jonze, en una historia tan dependiente del guion, y donde el mismo guionista es la figura central de la cinta, el papel del director fácilmente puede pasar a ser ignorado, por el estimulante ejercicio de Kaufman.
IGNORADO NO ES RELEGAR.
Spike aunque discreto, tiene las cosas siempre en su lugar, en bastante medida se toma menos iniciativas creativas que con su anterior trabajo, sin embargo cada enfrascamiento entre el protagonista "Kaufman" y la gama de personajes que se manifiestan en su camino, están ademas de bien logradas, dirigidas con minuciosidad, los primeros planos en los rostros van y vienen, las conversaciones entre los actores se sienten de maneras formidables, los personajes transmiten sensaciones en todo momento: incomodidad, sufrimiento, felicidad y liberación, son tales que el espectador no le queda de otra que dejarse absorber por las situaciones.

Kaufman y su coqueteo con la realidad, un guionista poco convencional, se deja de introducir en las mentes ajenas y ahora penetra en la suya o al menos eso nos hace creer. El dilema es sencillo, también masticado previamente, un guionista tiene problemas creativos para llevar acabo una obra, en este caso es adaptar una novela, que entre sus propiedades mas obvias es que versa sobre un sujeto que roba orquidias en el estado de Florida, lugar en donde dicha actividad es ilegal. Kaufman para construir tensión en la historia, crea un anter-alter-ego: su hermano Donald, suponiendo que el Kaufman interpretado por Cage es ya una versión previa de su ego, los hermanos gemelos parecen ser dos lados opuestos, poseen características emocionales y psicológicas severamente distintas, que solo son complementarias en el desenlace de la película, recurso argumental destacado.
Charlie se toma la libertad de hablar de individuos reales y mezclarlo con situaciones irreales, crear tensión en relaciones construidas a partir de personalidades existentes, despojarlos de sus características individuales y rellenarlos de la formula Kaufman: ficción, locura y dolor.

NOTA: Meryl, Cage y Cooper están descomunales.