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España España · Zaragoza
Voto de Peliculero2:
9
Comedia Harry Block, un escritor de mediana edad y con un cierto éxito, se ha servido con frecuencia de sus experiencias sentimentales y familiares para escribir sus obras, razón por la cual la mayor parte de sus amigos, parientes y ex-mujeres lo odian. En tales circunstancias, le resulta muy difícil encontrar a alguien que quiera acompañarlo en un viaje a su vieja universidad para recibir un homenaje. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas, la mejor película de Woody Allen y por extensión la obra cumbre de la comedia moderna (al menos de cuanto yo he visto), no sólo por tener un guión sólido, una buena cuota de personajes con gracia y una serie de gags sencillamente memorables, sino por integrar en ella de la mano de una dirección magistral toda una serie de elementos poco convencionales de la sintaxis cinematográfica con el mérito añadido de no hacerlo para exhibir esas rarezas sintácticas como fines en sí mismas, sino con la intención de darles un cometido concreto que cumplir en el conjunto general de la película, usándolas como herramientas y no como piezas de museo intelectualoide.

Cierto que parte de estas rarezas no son ni mucho menos invención propia de Allen: el falso raccord (romper la secuencia temporal lógica entre escena y escena) ya había sido alumbrado décadas antes por Godard, aunque de modo insoportablemente cargante, en Al Final de la Escapada.

Lo que no había hecho nadie, o al menos no de manera tan perfectamente integrada como Woody Allen, era coger estos recursos y darles un sentido que entroncase directamente con la parte discursiva de la película, fundiendo así la parte racional con la emocional, y es que, por seguir con el ejemplo de la técnica del falso raccord y el ritmo atropellado que produce, éste cobra todo el sentido que Godard no le supo dar cuando se aplica a una historia cuyo protagonista es un absoluto manojo de nervios.

También la idea de un argumento lineal y sin embargo seccionado y hasta cierto punto desordenado, a lo cual se suma que en cada segmento se nos presentan distintos alter egos de Harry para facilitar que la atención se mantenga bien fija en la pantalla, merece su particular alabanza.

Y si a todo esto le sumamos unos diálogos de una acidez divertidísima, sólo queda una cosa que decir: para quitarse el sombrero.

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-"Lo quiero en el orden correcto, si no no tiene gracia: átame, pégame y hazme un francés".
Peliculero2
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