La ventana indiscreta, uno de esos clásicos que se supone que todo el mundo tiene que ver antes de morir. Bien, ¿Por qué?

Empiezo haciendo una pequeña sinopsis; “La ventana indiscreta” cuenta la historia de un fotógrafo que acaba de sufrir un accidente y debe permanecer un tiempo encerrado en casa sin más entretenimiento que las ventanas de sus vecinos. Después de unos días comienza a sospechar que uno de sus vecinos ha asesinado a su mujer.

Las actuaciones son muy correctas, impresionante Grace Kelly, magnífica, y un James Stewart que personalmente no me acaba de convencer (no puedo evitar pensar en un siniestro voyeur de gustos oscuros aunque puede que esta fuera la idea) pero que cumple.
La fotografía está muy cuidada, si tenemos en cuenta que la mayor parte del trabajo comienza a la hora de planificar el que durante un tiempo fue uno de los decorados más grandes de la historia, y que estamos limitando nuestro punto de vista al punto de vista del protagonista (el único momento en el que la cámara sale fuera de la habitación son los escasos segundos que James Stewart pasa fuera de ella).

Hablando de la música he de decir que me pareció algo estridente (posiblemente la culpa sea de la remasterización que cayó en mis manos) pero no me daba sensación de agobio o de tensión, simplemente quería que parara porque me impedía centrarme en lo que ocurría en escena.
Para hablar de esta película, he de hablar de lo que entiendo que Hitchcock nos propone; desde el primer momento, ocurre literalmente, se abre el telón, entonces, comienzan a desfilar ante nosotros diversos dramas humanos de los que somos espectadores, nuestro punto de vista es el del protagonista y no debemos olvidar que este se encuentra en silla de ruedas, incapaz de hacer nada sin ayuda.


Soledad, familia, morbo, curiosidad, depresión, sexo, hastío de la vida… es difícil no analizarse a uno mismo después de ver la película, al igual que al protagonista, nos vemos picados por la curiosidad, deseamos intervenir en lo que ocurre en la vida de los demás. Hitchcock analiza el lado más oscuro de la curiosidad humana lo siniestro de la mente para crear e inventar historias a partir de pequeños fragmentos, para el protagonista las ventanas de enfrente son pequeñas pantallas que le ofrecen cortes y a partir de ahí él desenreda la madeja de los acontecimientos acertando o fallando de la misma manera que un espectador en una sala de cine trata de hacer predicciones del final de una película, de alguna manera trata el tema de la intervención o no intervención en la vida de los demás.

No estamos viendo únicamente situaciones, estamos viendo las alegrías y sinvivires humanos, estamos viendo la naturaleza humana en casi todas sus facetas.