Me ha gustado bastante más que la primera. Mucho más adulta. Disfraza las diferencias sociales a través de dos pueblos, los niños ricos y los pobres, pero es extrapolable a cualquier desigualdad. La maldición de la bruja es en realidad la maldición de una sociedad donde no hay clase media y la miseria asfixia a generaciones dejándoles como único futuro el trabajo precario, el desarraigo y el alcoholismo.
Es un slasher divertido y sangriento. No escatima en mostrar vísceras y cabezas abiertas, aunque a veces canten un poco los efectos. La escena de la muerte de las hermanas, con los asesinos acechando en la noche me parece lo mejor de la película.
El final abierto, te hace replantearte que hay pistas que como espectador no has sabido ver. Veremos cómo lo resuelven en la tercera.