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Argentina Argentina · Buenos aires
Voto de Candela :
9
Musical Un cantante y bailarín de éxito, a pesar de que atraviesa una etapa muy crítica, está decidido a volver a Broadway, el escenario que le dio la gloria y la fama.
1 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchos los exponentes del musical americano que explican, con gran altura y perennidad, cómo este género clásico fue infinitamente más que cine con algunos interregnos musicales. Se trata de un género que nació y brilló en la edad de oro de Hollywood y fue, con el paso del tiempo, encontrando sus propias particularidades dentro del lenguaje cinematográfico. Sus fuentes son diversas, tal vez la más importante sea el teatro entrelazándose con elementos de la comedia y el espectáculo musical. Fue el que popularizó, en la gran pantalla, ese fantástico sonido sincopado propio del claqué e inmortalizó a figuras como Fred Astaire, Ginger Rogers, Gene Kelly, Leslie Caron, Cyd Charisse, Donald O´Connor, Debbie Reynolds y tantos otros.
Brindis al amor, producido por MGM, es considerado y reconocido como uno de los mejores y uno de los últimos arquetipos del género musical clásico, enarbolando una exquisita y notable fusión de narración cinematográfica y
encanto melódico.
Tony Hunter (Fred Astaire) es un excelso bailarín y actor, frustrado por el olvido de su público. Fruto del reencuentro con viejos amigos recibe la propuesta de participar en una nueva versión teatral de Fausto en
Broadway. El entusiasmo y la alegría de ser su posible vuelta triunfal a los escenarios se desploma rápidamente. Los ensayos fracasan, sobre todo su relación con el productor musical Jeffrey Cordova (Jack Buchanan)
caracterizado por sus aires vanguardistas y especialmente con su co-protagonista, Gabrielle Gerard (Cyd Charisse), una presumida bailarina de ballet. Nada bueno sucederá hasta que Tony emprenda el desafío de ser el
productor de la obra y hacerla a su manera.
Los números musicales, extravagantes y estilizados, satíricos y graciosos, se van acomodando y explicando la trama. El film juega con la posibilidad de encuentro de dos mundos completamente distantes; el movimiento
refinado de la danza clásica (Cyd Charisse) con el desenfado saleroso del tap (Fred Astaire). El resultado es imperdible y es la escena Dancing in the Dark (bailando en la oscuridad). Un pasaje memorable del film y podríamos decir que es un patrimonio del imaginario cinematográfico de todos los tiempos. La cámara de Minnelli se aleja, respetando el encuentro afectuoso y vacilante entre Astaire y Charisse, a través de poderosos planos
generales, logrando lo que el buen cine clásico supo dar: una composición cinematográfica íntima e imperecedera, una asociación armónica entre la cámara, los personajes y la danza.
Faltaba poco tiempo para que el musical le dijera adiós a la comedia y diera paso a la experimentación de otros estilos. Brindis al amor transmite esta inminente transformación a través del universo refinado y nostálgico
de Minnelli. Un musical que cuenta cariñosamente la historia de su género. Allí reside su virtud y también su eternidad.
Candela
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