Toc, toc ¿queda algún mod por ahí? cri, cri, cri. Y después de ver esta película es imposible que las nuevas generaciones lleguen a entender que es el modernismo más allá de los tópicos de la parka y la Vespa.
Insustancial, de reacciones emocionales desproporcionadas y artificiales "Destino a Brighton" se queda en una floja película de carretera con argumento inconsistente al pretender darle a la historia el misterio de resolver el enigma del padre de uno de los personajes.
Patrick Mcnamee transita por la trama con un aire de atolondramiento que exaspera, Patsy Kensit no resulta nada seductora y Sacha Parkinson salva su interpretación volcánica más por el trabajo de figurinistas y peluqueras al elegirle un vestuario "skinhead girl" "casual hooligans" que hace creíble su papel.
Podemos afirmar que esta película es para seguidores de esta subcultura urbana, más concretamente para esa segunda hornada de finales de los setenta con toda esa banda sonora de grupos contemporáneos y que fuera de ahí no interesará a nadie.
Dudo que después del "Brit pop" y el "Acid jazz" haya habido quinceañeros que protagonicen una escena afín y no vale decirle al "prota" que es un mod porque se ha puesto una chaqueta de rayas de tres botones y monta una Lambretta. Habría que remontarse a los sesenta para entender tanto su estética como su filosofía de vida y que hoy en la madurez de los que formamos parte de la esa segunda generación seguimos buscando el destacar de la masa en nuestro vestuario, nuestra inspiración musical, nuestra individualidad y el modernismo artístico.