Aunque le faltan algunos ingredientes para ser una gran película, es bastante buena. Narrada en primera persona con la actitud imperturbable y el lenguaje displicente que se atribuye a la más rancia nobleza británica, de un modo que en si mismo constituye una sátira de la misma, tiene momentos remarcables. Los 8 papeles que representa el genial Alec Guiness, incluido el de Lady Agatha D'Ascoyne son, por si solos, un motivo para ver la película. En cuanto al actuación del protagonista, Dennis Price, también tiene algunos momentos memorables, como la sonrisa que lo explica todo durante la boda de su amiga Sibella, con la que se intuye que ha pasado la noche anterior.
Es una deliciosa sátira cargada de humor británico que se ve con una sonrisa en los labios y con un cierto suspense. Hasta se permite un final sorpresa.