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Voto de Marcos Sastre:
9
Drama Libremente inspirada en un episodio que marca el fin de la carrera del filósofo Friedrich Nietzsche. El 3 de enero de 1889, en la plaza Alberto de Turín, Nietzsche se lanzó llorando al cuello de un caballo agotado y maltratado por su cochero y, después, se desmayó. Desde entonces, dejó de escribir y se hundió en la locura y el mutismo. En una atmósfera preapocalíptica, se nos muestra la vida del cochero, su hija y el viejo caballo. (FILMAFFINITY) [+]
26 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios creó el mundo en seis días, y Béla Tarr lo destruye en otros seis días. De esta manera se puede hacer un resumen de lo que es ¨The Turin Horse¨, un film apocalíptico en el que el genial director húngaro aporta su propia visión del fin del mundo, como hicieron, por ejemplo, Michael Haneke con la impactante ¨El tiempo del lobo¨ o Lars von Trier con ¨Melancolía¨.
¨The Turin Horse¨ tiene como base un hecho que le sucedió a Nietzsche cuando se encontraba en Turín: en una plaza de la ciudad italiana, el filósofo alemán observó como un cochero maltrataba a su agotado caballo, incapaz de dar un paso. Nietzsche se abrazó al cuello del caballo, llorando y después se desmayó. Del cochero y del caballo nunca volvió a saberse nada, y a partir de aquí el filósofo cayó en la locura. Lo que hacen Tarr y su habitual colaborador de guión László Krasznahorkai es narrar el destino final del caballo, el cochero y su hija, quienes viven en la más absoluta pobreza en medio del campo, alejados de la civilización y totalmente aislados.
Quien sea seguidor de la obra de Tarr podrá observar con entusiasmo que ¨The Turin Horse¨ sigue presentando las características que su cine siempre ha poseído: esos extraordinarios planos-secuencia, el escaso pero eficaz uso de la banda sonora, su forma de usar el blanco y negro que es única, etc. Por tanto queda patente que ha sido y es fiel a su estilo, y eso es de agradecer en el panorama del cine actual, donde muchos se venden y pierden su estilo pasándose al cine comercial (David Gordon Green, Bill Condon...). Tenemos la suerte de que Tarr sigue haciendo su mismo cine, arriesgado, personal, de ritmo lento y pausado, y que no tiene término medio: o lo amas o lo odias. En mi caso me quedo con la primera opción.
El apocalipsis que se crea es estremecedor, desolador, con un viento incesante como si fuera un personaje más en la película. El cochero y su hija que de por sí viven en total soledad acaban todavía más solos si cabe, en total oscuridad, en la nada más absoluta. La tensión, la angustia y la inquietud incrementan según van pasando los días, al igual que el interés del espectador que también se va incrementando y vive ese fin del mundo con la misma sensación que los personajes. La capacidad de Tarr para transmitir es abrumadora. Su visión apocalíptica, también.
¨The Turin Horse¨ es una película de autor pura y dura, gran merecedora de los premios cosechados en el festival de Berlín, y también una gran película. Ante todo original, desasosegante y sobrecogedora. Si es la última película de Béla Tarr, como él mismo ha anunciado que podría ser, se despedirá del mundo del cine con algo extraordinario y que roza la obra maestra. Pero lo dicho, no es para todo tipo de paladares.
Marcos Sastre
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