Desde que nos deleitara con una mente maravillosa, Ron Howard ha estado envuelto en la mayoría de sus películas de una cierta polémica buscada mayormente por el mismo.

Con Rush pasa lo mismo, y dependiendo de lo puesto que este uno en el tema y conozca sus antecedentes la visión de la misma puede cambiar considerablemente, para unos será la abandonada de los Oscar y para otros un balón demasiado hinchado.

Yo me posiciono en los del segundo grupo, sin prejuicios y sin saber muy bien la dinámica que va a tener la misma. El comienzo deja claro cuál es el papel a realizar cada personaje y la línea que marca para avanzar en la trama es siempre muy simétrica en ambos personajes. En su primera parte la película no consigue captar los cinco sentidos, ya que es tan previsible y evidente que aunque uno no conozca la historia, según avanza deja entrever las futuras intervenciones y circunstancias que marcarán su desarrollo, dejando poco o nada a un giro de guión que provoque cierta sugestión. En su segunda mitad la cinta coge algo más de ritmo y durante unos minutos resulta un producto adrenalítico que mantiene cierta tensión , pero que según se acerca el final vuelve a decaer con un desenlace casi de Americanada.
Por otro lado , sus actores desempeñan un trabajo bastante aceptable y aunque su labor es de lo mejor de la cinta el guión no le ha dado para lucirse en exceso, en este punto se puede puntualizar el poco partido que le sacan a sus vidas personales dejando en un segundo plano ciertas circunstancias que le hubieran dado un punto más dramático en vez de centrar todo su desarrollo en el monotema que puede llegar a resultar pesado.
Por lo demás la cinta se puede decir que está bien estructurada y montada, deja ciertos cabos sueltos , pero ninguno de vital importancia.

Como conclusión se puede decir que se trata de una película dirigida a los amantes de la F1 y más en concreto a quienes conociesen a sus protagonistas, que serán los que vean en ella un producto muy notable, para el resto resultará monótona y previsible desde su comienzo, pero que acabarán por lo menos haciendo cierta comparativa final sobre sus personajes reales y sus actores.

Lo mejor: Daniel Brühl en Niki Lauda.
Lo peor : Su desarrollo, tan poco emocionante

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