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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
9
Drama Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin ... [+]
12 de octubre de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Gran Torino” demuestra que Clint Eastwood está en un estado de forma excelente. Rodar también en el mismo año “El intercambio” así lo atestigua. Y lo que es más importante, dos obras que se codean entre las mejores de su extensa filmografía y de lo excelso que puede verse del cine reciente.
El maestro Eastwood encarna aquí al señor Kowalski, como le gusta ser llamado, jubilado, antiguo trabajador de la casa Ford, ex-combatiente de Corea e incansable bebedor de cerveza Budweiser.
Desde el principio, o más bien desde el trailer, se conoce su personalidad: estricto, huraño, desconfiado con sus vecinos y algo intolerante. Esto genera algún pequeño toque de humor derivado de su irascible carácter y su lengua viperina, capaz de soltar tres insultos por segundo.

Comparte con “El intercambio” una profunda reflexión sobre varios temas sociales, el más explícito y núcleo principal, el de la violencia. Pero hay otras preocupaciones como las relaciones paterno-filiales, la soledad o la enfermedad. Por tanto, como si de un setentón Harry Callahan se tratara y aprovechando el caldo de cultivo interracial, Eastwood nos cuenta todo ello bajo su visión, que no es otra que la de las injusticias sociales. Y lo hace dando otra lección de buen cine, apoyado en la consistencia de un guión a prueba de hormigón.
Para ello cuenta con un grupo de actores que lo hacen bien (¿se puede estar mal en un film suyo a estas alturas de su carrera?), como el joven cura, cuyo protagonismo se acentúa desde la nada a medida que su palabra es medianamente escuchada, o los actores asiáticos, especialmente la joven Sue (Anhey Her) con la que se nota una gran química.

Uno de los pocos defectos que se le puede achacar, es cierto maniqueísmo en cuanto a los inmigrantes, unos buenos o muy buenos y otros que se malean, haciendo de la violencia y el terror su “modus vivendi”. Es quizá el único pero en una cinta que apenas tiene fisuras.

A partir de un estilo directo y ágil, el mirífico Clint consigue un engranaje casi perfecto en el que Walt Kowalski se erige en una hipotética figura paterna, abanderando una transmisión de valores, una educación en el amplio sentido de la palabra.

Si todo ello nos parece poco, además de su lucimiento como actor (hay que disfrutarlo, no habrá muchas más oportunidades), se une su faceta de director, también notable.
Clint actor se alía con Clint director para regalarnos un magnífco film.
Gabriel Ufa
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