Lo confieso. Soy admirador de Anne Hathaway. Con el tiempo, el trabajo y la experiencia se está convirtiendo en una muy buena actriz. Ahora sólo le falta esa gran película que tanto crítica y público ensalcen, que debería venir de uno de los grandes directores del momento (como ha sido “Cisne negro” para Natalie Portman, o en su momento “Chicago” para Catherine Zeta Jones).

Claire Summers (Hathaway) es una joven psicóloga con varios másters y un doctorado a la que le llega la hora de poner en práctica sus conocimientos. Le encargan tratar a varios supervivientes de un tremendo accidente aéreo. Poco a poco irá descubriendo detalles de la tragedia, y además se sentirá atraída por uno de sus pacientes, Eric, lleno de reacciones con altibajos.

“Passengers” es una película pasable, agradable de ver pese a las circunstancias de sus protagonistas, aunque no es para tirar cohetes. Vale más por la realización de Rodrigo Garcia que por un guión de Ronnie Christensen que intenta ser original y sorpresivo pero que sólo lo consigue débilmente. Buena dirección de actores y ambientación misteriosa pero una trama que no acaba de avanzar con soltura.

Con elementos de intriga y tintes románticos, es un film que se deja ver pero acaba haciéndose previsible. Del reparto, destaca David Morse, con fugaces apariciones, muy intrigantes. Tiene el poso de un actor serio y tremendamente eficaz, mejorando siempre las películas en las que interviene. Es, sin duda, un secundario de lujo. Apenas con una mirada y sus frases pausadas con cierto tono, le basta para realizar una muy convincente actuación.

Patrick Wilson se adapta muy bien a ese rol entre escéptico y chiflado y hace buena pareja con Anne Hathaway. Respecto a la protagonista de “El amor y otras drogas”, quizá no sea su mejor película hasta la fecha, pero su dulzura y su belleza en esta película, iluminan la pantalla.