Segundo film de Isabel Coixet, rodado en apenas cuatro semanas y con la limitada cantidad de 100 millones de pesetas del año 1996. A pesar de tener nacionalidad española, tiene todos los ingredientes del cine independiente norteamericano.
En “Cosas que nunca te dije” se atisba su particular forma de entender el cine. Un estilo muy personal con escenas cortas, tipo spot televisivo, diálogos sugerentes igualmente cortos, aunque terriblemente pausados, y personajes un tanto perdidos que tratan de buscar su sitio. Hay momentos en que la forma parece enmascarar al fondo, queriendo darle tanta importancia a la manera de contar las cosas como al qué está contando.

Su falta de concreción la convierte en un arma de doble filo: muchos espectadores se sentirán identificados o entenderán a los personajes, otros los desdeñarán por su particular punto de vista del amor/desamor.

En mi opinión, lo más destacado es la interpretación de Lili Taylor: su aspecto desgarbado, su pasotismo, encarna a la perfección la decepción primero, la ilusión contenida después y la desgana en una implicación emocional más tarde.

No es una película ni mucho menos redonda, es más bien de dar puntadas, de dibujar unos personajes en un momento concreto de sus vidas. Todos ellos tienen en común el desamor, de una u otra manera. Son personajes que se sienten desubicados, con una falta de afecto galopante.

Quizá lo mejor es que nos enseña esas pequeñas cosas que pasan inadvertidas pero que en determinados momentos cobran importancia. Puede haber una segunda oportunidad.