Si en "Spellbound" Jeffrey Blitz abordaba una de esas curiosas tradiciones educativas norteamericanas, la del deletreo de palabras por parte de jóvenes como máquinas, en esta "Rocket Science" abandona el género documental pero aborda, ahora en ficción, otra de esas costumbres, ésta de más adultos, la de los grupos de debate. Denzel Washington nos trajo hace poco su film "The great debaters" sobre estas técnicas pero en tiempos anteriores y con cuestiones raciales de por medio. Lo que hay en "Rocket Science" es puro cine indie norteamericano de hoy en día, con sus virtudes y sus defectos. Tiene una historia que si la resumieramos en pocas palabras daría un poco de pereza, joven tartamudo entra a un grupo de debate enamorado de una chica (uno piensa que aquí tenemos el sempiterno tema de la superación pero no) rodedado para más inri de personajes rarunos, estrafalarios... Pero Blitz, autor también del guión, tiene a bien dar en el último momento giros en dirección contraria que nos mantienen a la expectativa. Y aunque no acabe conformándose como un film de impacto o perdurable en la memoria sí que se tiene la sensación de haber visto cine de género para nada tonto.