Planet Terror atrae. Primero por su estética sucia de la que se hace gala presumiendo de ser así por homenajear a las películas de serie B. Al igual que con Death Proof que haga o no un homenaje me da igual. Su estética sucia es fruto de mucho cariño y cuidado de Robert Rodríguez. Él la mima para que le de algo nuevo, algo que no se había visto. Esto es su falsa cutrez, en ocasiones tan bien planteada que te preguntas si Robert Rodriguez no la grabó con un móvil, un bote de ketchup y un par de linternas. Es genial que te meta dentro de su atmósfera pobre y enfermiza en la que ningún personaje es bueno, sino que se mueven por criterios propios, que son planos pero que no hace falta que cambien porque ellos son jodidamente felices como son. Están en medio de un jodido apocalípsis de zombies pustulosos y se ponen a matarse entre sí, a hacer bromas o coquetear cual adolescente de instituto. Te olvidas de que existen esos asquerosos zombies tan bien hechos a los que se les cae la piel y es imposible no encontrar un solo tópico de zombies que no se haya dicho ya. Maravilloso, es la mejor de Robert Rodríguez porque el Dios de lo cutre y de lo original se le aparecieron un día y le dijeron que estaban saliendo y que para celebrarlo querían una película suya. Así, él engendró este Planet Terror que difícilmente repetirá.