Me cuesta mucho hacer esta crítica y decidirme sobre su nota. La película plantea en su inicio algo con mucha "chicha": George es un hombre que vive de despedir a otros. Interesante, mucho, porque es un oficio moralmente muy cuestionable y personalmente muy complicado. Sin embargo, este primer objetivo se difumina y pronto cae olvidado con la participación del reparto femenino. Una es la novata incompetente y papi George debe mostrarle como funcionan las cosas en el oficio y la otra es una chica dura, de las que se resisten a la sonrisa ladeada y acompañada de un sutil levantamiento de ceja muy "made in " George Clooney. Uffff, como le gustan esas chicas a George. Así, el asunto ético-moral que puede ocasionar trabajar despidiendo gente ya no importa. Comienzan las enseñanzas banales y tristemente solitarias y la semillita del amor que poco a poco germina. No está mal, el romance entre los dos protagonistas maduritos está muy bien construido (salvo su resolución, que es demasiado chocante y simplona) y la filosofía que mueve a George es bastante creíble (todos conocemos a alguien empeñado en alejarse de las relaciones). Se que digo mucho el nombre de papito George, de Don Clooney, Mr. Sonrisa Ladeada o , mi favorito, El Señor George. Pero es que no lo aguanto. ¿Su mejor papel? George nunca ha hecho ni su mejor ni su peor papel, porque siempre actúa igual (excepto en Syriana que se lució porque no se empeño en resultar perturbador). Papito George quiere impresionar y para eso levanta la ceja, alza la cara y te mira. No, Mr. Sonrisa Ladeada, a mi no me gusta que siempre intentes querer seducir a la cámara. Maldito seas, es una jodida comedia dramática, no una peli porno. No obstante, la película es buena. Su guión es muy ágil, el protagonista presenta una evolución muy clara y las líneas que prestan a los "despedidos" resultan muy directas, lo que te recuerda que está película, sobretodo a partir de la mitad, es un drama de las relaciones humanas, de que el trato personal se pierde y de que cada vez nos empeñamos más en alejarnos del otro. ¿Conocemos a todos nuestros vecinos o vamos por las escaleras con tal de no hablar con ellos? Ahí lo dejo.