En esta cinta vemos a un Ben Stiller con un humor mucho más sobrio que de costumbre, alejado de chistes tontos y situaciones forzosas que intentan sacarnos una sonrisa a medias. Tanto como director y como actor protagónico hizo un excelente papel, mezclando fantasías, comedia y lo que más resalta: el humanismo. La trama es sumamente interesante y el guión aún más, pero la fotografía es algo espectacular, maravilloso, y delicado. Una película que nos regala mensajes como de que soñar es muy bonito, pero realizar esos sueños es mucho mejor, que nos muestra que la banalidad se pierde en el horizonte y lo que importa es disfrutar el momento con las personas que querés, y por qué no también con el otro. Si bien actúa Sean Penn también, se lo ve poco, pero también se siente su presencia en cada escena. Una película para ver más de una vez, si sos un trotamundos, si sos una persona que sueña despierta, o simplemete si te interesa esta propuesta, después de todo en algún momento todos fuimos un Walter Mitty.