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Voto de Killer_Wolf:
6.739
Drama. Comedia
Cheyenne es una decrépita y excéntrica estrella de rock. Vive en Dublín de los derechos de autor. Tras la muerte de su padre, con quien no mantenía relación alguna, se traslada a Nueva York y descubre que su progenitor vivía con una obsesión: vengarse de una humillación. Cheyenne decide cumplir ese deseo de venganza, pero, para ello tendrá que emprender un viaje a través de América. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2012
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, confirmado, Daniel García Lara vuelve a deleitarnos con su irrepetible solo de violín.
A pesar del encomiable esfuerzo de Mista y la poderosa hipnosis que ha ejercido sobre mi persona a lo largo del metraje con una prodigiosa interpretación el director se empeña en ir hasta el infinito y mas allá, como bien suponéis, ya no es lo que cuenta en mi caso, sino cómo lo cuenta, convencido de su grandeza y en un tono reiterativo, parsimonioso,pretencioso que consigue que la historia, en un principio bastante magnética, cafre, desconcertante e inverosímil, acabe por importar lo mismo que el próximo ganador de gran hermano.
También debo añadir que tiene secuencias interesantes, bajo mi punto de vista, pocas, casi nulas, eso sí, algun que otro balón en largo y alguna que otra falta bien ejecutada a modo de frases con esmero e intención, pero estrellas fugaces en cualquier caso, emborronadas por la falta de posesión del esférico y bajo la batuta de un director que cree plasmar una obra de arte, ojo, que una mierda pinchada en un palo, es medicinal, tampoco descarto que alguien sienta empatía y se cuelgue de las pelotas del director, aunque lo dudo, la verdad.
En fin, This Musgo, en un principio atrae levemente pero luego termina por aburrir mortalmente por ese ritmo, ese envoltorio con ínfulas del que se podría haber sacado al menos, medalla de bronce.
Se despide desde la habitación 666 de una pensión de Logroño.
Ramos Marcos, con una máscara de Mr. Krujidor esposado por la policía con las manos en la espalda, tras rebasar el record guiness de decibelios de Manowar con una cacerola y una cuchara de madera y tras ser incautados en el habitáculo 775 litros de sangre en garrafas de solán de cabras, un desconcertante dodecaedro perfecto de huesos con una etiqueta de Pérez Lasa, un bocadillo de pelo sin identificar aunque con una fotografía tamaño carnet de Iturralde González, un saco de uñas de pies, Carmele Marchante encogida en el retrete atada de pies y manos tras recibir al parecer, y sin esclarecer aún una brutal agresión con un paraguas apenas reconocible, firmando e igualando una de las páginas mas escabrosas y sublimes de la recóndita américa profunda.
A pesar del encomiable esfuerzo de Mista y la poderosa hipnosis que ha ejercido sobre mi persona a lo largo del metraje con una prodigiosa interpretación el director se empeña en ir hasta el infinito y mas allá, como bien suponéis, ya no es lo que cuenta en mi caso, sino cómo lo cuenta, convencido de su grandeza y en un tono reiterativo, parsimonioso,pretencioso que consigue que la historia, en un principio bastante magnética, cafre, desconcertante e inverosímil, acabe por importar lo mismo que el próximo ganador de gran hermano.
También debo añadir que tiene secuencias interesantes, bajo mi punto de vista, pocas, casi nulas, eso sí, algun que otro balón en largo y alguna que otra falta bien ejecutada a modo de frases con esmero e intención, pero estrellas fugaces en cualquier caso, emborronadas por la falta de posesión del esférico y bajo la batuta de un director que cree plasmar una obra de arte, ojo, que una mierda pinchada en un palo, es medicinal, tampoco descarto que alguien sienta empatía y se cuelgue de las pelotas del director, aunque lo dudo, la verdad.
En fin, This Musgo, en un principio atrae levemente pero luego termina por aburrir mortalmente por ese ritmo, ese envoltorio con ínfulas del que se podría haber sacado al menos, medalla de bronce.
Se despide desde la habitación 666 de una pensión de Logroño.
Ramos Marcos, con una máscara de Mr. Krujidor esposado por la policía con las manos en la espalda, tras rebasar el record guiness de decibelios de Manowar con una cacerola y una cuchara de madera y tras ser incautados en el habitáculo 775 litros de sangre en garrafas de solán de cabras, un desconcertante dodecaedro perfecto de huesos con una etiqueta de Pérez Lasa, un bocadillo de pelo sin identificar aunque con una fotografía tamaño carnet de Iturralde González, un saco de uñas de pies, Carmele Marchante encogida en el retrete atada de pies y manos tras recibir al parecer, y sin esclarecer aún una brutal agresión con un paraguas apenas reconocible, firmando e igualando una de las páginas mas escabrosas y sublimes de la recóndita américa profunda.
