Un hombre parece haber tocado fondo: acaba de echar sus cosas al contenedor, se emborracha sólo en una habitación, tiene dos patéticos "intentos" de suicidio, su empresa está cercana a la bancarrota, su mujer le ha echado de casa, su hijo mayor le odia, posiblemente pierda la tutela de su hijo pequeño si se divorcia... y es entonces cuando decide usar un títere como intermediario entre él y el mundo: a partir de ahora no hablará él porque ya no tiene fuerzas para hacerlo, todo lo hará su nuevo amigo el castor de peluche.
¿Cómo alguien que tiene todo lo que -según dice el tópico americano- puede desear, llega a este punto? La película no lo cuenta, pero es que la depresión no necesita motivos racionales ni se cura con cuatro frases positivas porque es una enfermedad. En cambio nos da las siguientes pistas, que pueden pasar por alto en principio y que son para mí lo que, además de las geniales actuaciones (principalmente de la pareja protagonista), hacen que la película sea buena:
- Meredith nos cuenta que ya hace unos dos años que se ocupa de su marido porque él se pasa el día durmiendo, por tanto probablemente cuano la empresa todavía estaba en alza
- él mismo asegura que no se siente válido para dirigir la empresa (aunque no dimite) y que fueron otros quienes le dieron ese cargo
- sabemos que cuando el hijo mayor era pequeño el padre ya no estaba ahí para ayudarlo en sus trabajos porque estaba "enfermo", quizá borracho, quizá muy medicado, es decir ya tenía depresión
- la gran diferencia de edad entre los dos hijos probablemente se deba a una crisis profunda anterior y a un intento de empezar de nuevo teniendo el segundo hijo
- no podemos leer la larguísima lista que escribe el hijo mayor pero nos indica que va por el mismo camino que su padre, no son sólo sus miedos, hay un paralelismo. Incluso tanto él como la chica se parecen físicamente a sus padres (de él)