Crónica muy íntima y personal de la vida de J. Edgar Hoover, el que fuera director de la policía federal de los EEUU durante más de tres décadas. Tratada en ella equitativamente su vida privada y profesional, a fin de moldear en la narración del film a la persona polémica e introvertida que se inmiscuyó en el corazón de los asuntos políticos y gubernamentales más decisivos de su país durante su vida.

En la cinta es notable el sello de Eastwood en la dirección. Pausada, con mucho temple. Cualidades excepcionales del director estadounidense que dan a sus películas un tempo magistralmente controlado, a lo cual el espectador, a pesar de ser dramas lentos, devora con devoción cada fotograma que se sucede.

El film y la historia en sí, están puestos en las manos de Leonardo Di Caprio, el cual monopoliza con sus apariciones la totalidad de los diálogos del guión, dejando en muy segundo plano a unos muy buenos secundarios como, Judi Dench o Josh Lucas, que logran un gran trabajo en sus respectivos papeles. Naomi Watts, a pesar de jugar un rol de un personaje del diminuto círculo de confianza de Hoover, tiene presencias casi testimoniales. No obstante, en su continuo monólogo, Di Caprio se muestra excepcional, logrando así pues, una mimetización del personaje muy conseguida que hacen gala del gran actor que es.

Trabajo de maquillaje muy importante y elaborado, para lograr unas caracterizaciones muy verosímiles, aunque a mi parecer en algunos casos quedan poco naturales, como es por ejemplo la de Josh Lucas.

En fin, me parece una buena película, bastante completa, pero a la que le falta algo de chispa, algo de fuego y corazón que me enamore tal y como lo hicieran Gran Torino, Million Dollar Baby o Mystic River.